Dos obras de John Henry Newman (Editorial Encuentro, 2009), recensionadas por Miguel Ángel Malavia
(Miguel Ángel Malavia) Ni aquellos sensacionalistas intentos, sacando a relucir una supuesta homosexualidad, han podido ensombrecer un ápice su memoria. John Henry Newman (Londres, 1801-Birmingham, 1890) sigue siendo recordado como uno de los más preclaros intelectuales cristianos de los últimos siglos, hasta el punto de que su pensamiento está siempre de plena actualidad.
Es de agradecer, por eso, la acertada iniciativa emprendida por Ediciones Encuentro, que viene publicando dos series sobre la magna figura de este caminante infatigable, que acabó abandonando la confesión anglicana para convertirse al catolicismo. Y en el seno de esta última Iglesia, cuando tenía 78 años, sería creado cardenal por el papa León XIII.
El primer grupo de obras lo integran sus Ensayos críticos e históricos, cuyo segundo volumen (382 pp.) acaba de ver la luz, un amplio conjunto de escritos en los que aborda un sinfín de temáticas, tan propias de sus días como de los que marcan la hora actual. Tal vez, lo más interesante de los mismos es que la mayoría pertenecen a su etapa anglicana. Ya entonces, se percibía con nitidez cómo un Newman inquieto establecía un diálogo de fe consigo mismo tratando de mostrar las raíces no cismáticas de la Iglesia de Inglaterra. Un debate íntimo que presidió su camino de crecimiento espiritual y que, finalmente, le llevaría a ingresar en la Iglesia de Roma. “Aquí cada uno de los contendientes cuenta con algún argumento a su favor -explica sin tapujos en su ensayo sobre La catolicidad de la Iglesia anglicana-; el nuestro es el del pasado, mientras que el de los católicos romanos es el del presente. No obstante, se explique como se explique, es un hecho que Roma ha añadido cosas al Credo; y es un hecho, se justifique como se justifique, que nosotros nos hemos apartado del conjunto de la Cristiandad en el mundo (…) Si existe hoy una Iglesia de naturaleza y oficio iguales a los de la antigua Iglesia y semejante a ella en profecía, es la comunión romana y, por tanto, sólo ella”. Tales palabras, en boca de un sacerdote todavía anglicano, ya ofrecen una idea de su honesta intención de establecer un diálogo verdadero, sopesando minuciosamente pros y contras. Hasta el extremo de cambiar él mismo de opinión…
La segunda serie recoge sus Sermones parroquiales, y, con el volumen recién publicado (357 pp.), consta ya de tres entregas. Aquí podemos disfrutar en toda su pureza del Newman párroco, aún anglicano, que muestra a sus fieles la misma fuerza de sus convicciones, pero con un estilo si cabe más dulce, bello y apasionado, capaz de tocar el intelecto y los corazones de los más sencillos.
En el nº 2.648 de Vida Nueva.