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Juan Vicente Boo: “Bergoglio tiene una visión a largo plazo”


Periodista, autor de ‘El Papa de la alegría’ (Espasa)

Juan Vicente Boo, corresponsal del diario ABC en Roma, periodista y escritor

JOSÉ BELTRÁN | No le tentó abordar la figura de Jorge Mario Bergoglio nada más ser elegido Papa, cuando las novedades editoriales sobre él se acumulaban en las estanterías de las librerías. La experiencia de Juan Vicente Boo como corresponsal en plazas no menos complejas que Roma –como Washington– le ha hecho saber esperar para valorar la verdadera trascendencia de un acontecimiento puntual. Por eso publica ahora El Papa de la alegría (Espasa), camino del cuarto año de pontificado.

PREGUNTA.- Se multiplican los libros sobre Francisco. ¿Qué tiene este para que le escojamos entre el resto?

RESPUESTA.- Se han publicado libros fantásticos, pero quizás este es el primero que pone a Francisco en el contexto global en lo que hace con respecto a los grandes problemas: el cambio climático, la crisis económica…, unido a los ejes de su pensamiento y las directrices de actuación. Y todo, en un contexto de continuidad con los papas anteriores.

P.- El Papa de la alegría. Hay quien piensa que es postureo…

R.- Su secreto lo revela en el título de su primer documento: Evangelii gaudium. Su alegría es sencillamente la alegría del Evangelio. Esa alegría le desborda, y lo bueno es que nos la contagia.

P.- Ser alegre y tener carácter no es incompatible…

R.- En absoluto. Él es una persona que sabe mandar, y mandar con energía cuando hace falta. Cuando dirigía a novicios y después a jesuitas, algunos le llamaban ‘Irma la dulce’, porque llegaba siempre sonriendo, pero luego imponía lo que era necesario con mano de hierro. El Papa de la alegría, libro de Juan Vicente Boo, Espasa

P.- Al Papa le conocemos por una sonrisa que era difícil verle al arzobispo de Buenos Aires…

R.- Hay un Bergoglio de la sonrisa que entonces no conocía casi nadie: el que visitaba a las familias pobres de las Villas Miseria. Allí se reía a carcajadas y disfrutaba enormemente con familias sencillas. Como arzobispo, no me extraña que estuviese serio, ojeroso y un poco cansado.

P.- ¿Tan difícil era su cometido en la era Kirchner?

R.- Era muy difícil por varios motivos. Porque muchos obispos se habían quedado un poco anticuados en su manera de ayudar a los fieles y porque, como presidente de la Conferencia Episcopal, tenía que lidiar con gobiernos muy irresponsables. Por otra parte, era el enlace de unión con un Vaticano que, en lugar de ayudar, se hacía esperar.

P.- Define a Bergoglio como conservador inteligente. ¿Cree que piensa lo mismo el cardenal Burke?

R.- Lo que piensen conservadores de otro estilo es asunto suyo. Al escribir este libro, me he dado cuenta de que Bergoglio distingue perfectamente entre lo que hay que conservar porque es esencial y lo que hay que abandonar porque se ha quedado anticuado, supone un obstáculo y, además, frena la evangelización.

P.- ¿Qué más ha descubierto de Bergoglio después de dar a luz este libro?

R.- El gran descubrimiento es que hay mucha más coherencia en su pensamiento de la que se puede percibir cuando escuchas un discurso o una homilía sueltos. Descubrí que él tiene una visión a largo plazo que no explicita, pero que va poniendo en práctica. Es como esos dibujos de puntos numerados en los que solo descubres la figura cuando unes todos esos puntos.

P.- ¿Le va a dar tiempo a unir todos los puntos?

R.- Espero que sí. Va a cumplir 80 años y tiene más energías que periodistas con la mitad de su edad.

P.- ¿Comparte la siguiente afirmación: “Tienes más peligro que Francisco en una rueda de prensa”?

R.- El peligro es para nosotros los periodistas, porque habla de mil temas y luego nos pone en el brete de saber transmitirlos.

P.- ¿Hay vuelta atrás a Francisco?

R.- No. La reforma de Francisco ha salido adelante en los corazones de millones de católicos, que es su verdadero terreno de juego. Las retaguardias importan cada vez menos.

Publicado en el número 3.013 de Vida Nueva. Ver sumario

Actualizado
24/11/2016 | 00:55
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