Una obra de Gabino Uríbarri Bilbao, SJ (ed.) (Sal Terrae). La recensión es de Antonio Mª Calero, SDB
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Título: La familia a la luz de la misericordia
Editor: Gabino Uríbarri Bilbao, SJ
Editorial: Sal Terrae
Ciudad: Santander, 2015
Páginas: 256
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ANTONIO Mª CALERO, SDB | La celebración el pasado año de la III Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la Familia, así como la anunciada celebración de la Asamblea Ordinaria del Sínodo sobre el mismo tema, ha puesto de relieve la importancia que la jerarquía de la Iglesia, y en particular el papa Francisco, dan a la familia en este momento de profunda transformación del mundo en varios de sus ámbitos y aspectos más decisivos (GS 4-8). El tema de la familia es de una innegable actualidad: sea por la amplia y compleja problemática que está suscitando en esta época de cambios rápidos y profundos, como por el protagonismo que ha cobrado con motivo de los dos sínodos que la Iglesia católica le ha dedicado: el extraordinario de 2014 y el ordinario que está a punto de celebrarse.
En este contexto es necesario situar la presente obra de colaboración en la que se recogen los trabajos de siete profesores de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, coordinados por el que fue decano de su Facultad de Teología y de la Facultad de Derecho Canónico, el jesuita Gabino Uríbarri.
El grupo ha abordado su amplia reflexión sobre el tema, persuadido por la necesidad de buscar caminos pastorales valientes para acercarse a la situación de fragilidad y a las heridas que viven tantas familias. Con ello queda claro que los autores no pretenden “un cambio en la doctrina”, sino, en la perspectiva del Sínodo de 2014, “articular una nueva mirada”.
Para ello se orientan abiertamente en tres perspectivas fundamentales, correspondientes a otras tantas persuasiones: la complejidad de las situaciones posibles hoy día, que hace improcedente la aplicación automática de la vigente legislación canónica; la necesidad consiguiente de pasar a una visión más gradual y dinámica, superando la visión estática y ontologista actual, gracias al principio pastoral de la gradualidad, es decir, de la profundización progresiva en el misterio de la fe; la necesidad de que, en su pastoral matrimonial y familiar, la Iglesia sea percibida nítidamente “como casa de la misericordia y de la acogida”.
Este planteamiento tiene su reflejo en la concepción misma de la obra, articulada –a mi parecer– según el conocido esquema del Ver-Juzgar-Actuar: una lectura de la realidad (dos capítulos), que sería el Ver; la iluminación doctrinal de los aspectos sustanciales (dos capítulos), que sería el Juzgar; y las perspectivas pastorales aparecidas en el Sínodo de 2014 y que se recogen en la Relatio Synodi (tres capítulos), que serían el Actuar.
Temas por reflexionar
Según Uríbarri, “las aportaciones de este volumen pretenden abordar algunos temas que quedaron planteados en la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo en el año 2014, como más necesitados de reflexión: la conjunción de fe y sacramentalidad para el matrimonio; la valoración teológica de las uniones no sacramentales; las posibles condiciones de acceso a la comunión de los divorciados y vueltos a casar, y la agilización de los procesos de nulidad” (p. 15). Como se ve, cuestiones realmente candentes hoy en el campo de las familias creyentes.
Sin el propósito de entrar en la valoración de las parejas homosexuales, se abordan, sobre todo en la tercera parte, cuestiones acerca de las diversas posibilidades de atención pastoral a los divorciados y vueltos a casar, y se ensaya, además, una valoración de las parejas de hecho y de la consiguiente convivencia. A juicio del profesor en su Introducción, la alta votación de estas cuestiones recibida en el Sínodo Extraordinario de 2014 pone de relieve “el interés y el compromiso de los Padres sinodales por explorar caminos pastorales nuevos” (p. 20).
Particularmente atractivo resulta el trabajo que cierra el volumen (‘Alentar el Amor’). Bajo el epígrafe de ‘Conclusiones provisionales’, presenta un conjunto de dieciocho sugerencias concretas a fin de que lo expuesto en el cuerpo del artículo aterrice en actuaciones positivas y constructivas.
El objetivo último de la obra creemos encontrarlo en las palabras con que pone punto final el autor de la Introducción: “Contribuir con nuestra sensibilidad, nuestra preocupación, nuestro conocimiento y nuestra inteligencia a que la Iglesia ponga del mejor modo posible a tono su evangelio de la familia, que es buena noticia para todas las familias del mundo, se encuentren en la situación en que se encuentren” (pp. 20-21).
El libro se cierra con una breve nota acerca de cada uno de los autores que intervienen en él, en la que figuran tres aspectos: su ocupación profesional, la titulación de la que está en posesión y su producción bibliográfica, referida sobre todo al tema del matrimonio y de su pastoral.
Estamos, pues, ante un interesante volumen, fruto de la colaboración de ocho autores que reflexionan sobre el tema de la familia en perspectiva de futuro a partir del presente. Y lo hacen no solo con competencia, sino con verdadera parresía pastoral desde la clave de la misericordia, como se pone de relieve ya en el mismo título.
Con todo, echaríamos de menos a lo largo de estas páginas un subrayado particularmente intenso de algo que está realmente en la base de tantos y tantos problemas matrimoniales: la escasísima, mejor diría “nula”, preparación seria y responsable (no de un tímido ‘fin de semana’) a la vida matrimonial y familiar. Por parte de la Iglesia jerárquica, parece suponerse que, por el hecho de ser bautizados los contrayentes, están automáticamente preparados para afrontar de forma específica la aventura de una vida matrimonial en pareja que no solo no se separe, sino que tenga como meta apasionante y alcanzable una auténtica “santidad matrimonial”.
Mientras la Iglesia proponga a los nuevos esposos la meta (negativa) de “no separarse”, la problemática familiar no solo no se frenará, sino que irá en aumento.
En el nº 2.956 de Vida Nueva