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“La personalidad más luminosa entre los croatas”


Poco se conoce del período de persecución y terror que se vivió en la Europa del Este cuando los regímenes comunistas emprendieron una persecución siniestra y sangrienta contra la Iglesia Católica. Cuatro figuras que llegaron al cardenalato fueron las que más se destacaron durante siete décadas del siglo pasado: Aloysius Viktor Stepinac, el croata arzobispo de Zagreb; Stefan Wyszyński, el polaco de Varsovia; József Mindszenty, el húngaro de Esztergom; y el ucraniano metropolita de Lviv, Josyf Slipyj.

Estos cuatro hombres se destacaron no solo por asumir la defensa de la Iglesia, sino además porque se convirtieron en verdaderos líderes de sus pueblos, en circunstancias en que los políticos opositores eran también perseguidos y aniquilados.

En El cardenal Stepinac, Carmen Verlichak, autora también de otras biografías, señala que no se puede hablar de la historia de Croacia en el siglo XX sin mencionar a Stepinac. Al arzobispo de Zagreb le tocó un período políticamente agitado porque quienes gobernaron a Croacia, el rey Alejandro I de Yugoslavia –asesinado en 1934–, el dictador Ante Pavelic –un fascista que se alió con Hitler y Mussolini– y el comunista Josif Broz Tito, jefe de Estado de Yugoslavia, se enfrentaron con la Iglesia, encarcelando, torturando y matando a obispos, sacerdotes y laicos. Fue Stepinac quien, no solo asumió su defensa sino que además, denunció los atroces atropellos cometidos contra los judíos, los gitanos y los serbios.

En 1946 Tito encarceló a Stepinac y lo enjuició acusándolo de fascista y de perseguir a serbios y judíos. El hecho tuvo repercusión mundial porque había sobrados motivos para conocer que al Mariscal Tito le molestaba la gran inteligencia, la valentía y la seriedad de sus acusaciones por los desbordes del gobierno.

Stepinac no quiso abogado defensor y en una pieza oratoria brillante denunció que 260 sacerdotes habían sido asesinados, que el régimen se adueñó de las escuelas católicas, que los orfanatos no funcionaban, que los templos se convirtieron en depósitos y que se destruyeron las imprentas. Y remató su manifiesto diciendo que para defender sus convicciones estaba dispuesto a afrontar la muerte.

La parodia finalizó con la condena a 16 años de prisión y de trabajo forzado. En la cárcel debió soportar la humillación y el maltrato, lo que desembocó en un desgaste profundo de su salud. Al quinto año de cumplimiento de la condena, en 1951, fue puesto en libertad y se le dio como alternativa la emigración o el confinamiento en su parroquia natal de Krašić, al norte de Croacia. Stepinac eligió la segunda opción y allí se presentó como capellán del párroco. Durante su estadía en su pueblo de origen (en donde estuvo hasta su muerte, en 1960), la ciudad fue custodiada fuertemente por guardias gubernamentales.

Al año siguiente, en 1952, el papa Pío XII lo nombra cardenal, reivindicando el papel de Stepinac durante el régimen fascista. La reacción del Mariscal Tito fue inmediata y dispuso romper relaciones diplomáticas con el Vaticano.

Stepinac murió en febrero de 1960, a los 61 años de edad. Todo indica que fue envenenado a través de un reloj de bolsillo que emitía radiaciones, que le había obsequiado un secuaz de Tito. Dicho artefacto también produjo la muerte del párroco de Krašić, Josip Vranekovic, quien falleció unos años después, a los 43 años de edad.

En 1998, san Juan Pablo II lo declara beato mártir y sostiene que Stepinac es “la personalidad más luminosa entre los croatas”.

Este libro, una excelente reseña de la vida de Aloysius Viktor Stepinac, se constituye en la primera obra en español sobre el que fuera en su momento el obispo más joven del mundo. Recupera testimonios de familiares y personas que lo conocieron y declaraciones que nunca fueron publicadas.

Para sellar con certeza la vida y obra de Stepinac, el papa Francisco declaró que en su juventud siguió muy de cerca el destino de este cardenal croata.

PEDRO SIWAK

Cardenal Stepinac Copia

EL CARDENAL STEPINAC
El coraje de la fidelidad
Carmen Verlichak Vrljicak
Krivodol Press
Buenos Aires, 2013
100 páginas

Actualizado
20/12/2015 | 00:00
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