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La singular humanidad de Jesucristo


Una obra de Gabino Uríbarri (Universidad Pontificia Comillas/San Pablo, 2008). La recensión es de Pedro Ortega Ulloa.

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La singular humanidad de Jesucristo. El tema mayor de la cristología contemporánea

Autor: Gabino Uríbarri

Edita: Universidad Pontificia Comillas / San Pablo

Ciudad: Madrid

Páginas: 416


(Pedro Ortega Ulloa) La pregunta por Jesús es una pregunta abierta. Su inaudita pretensión al colocarse en el lugar de Dios y la constatación de que es uno de nosotros hacen imposible cerrar definitivamente la cuestión sobre él. El “exceso” que Jesús es con su vivir, su hablar y cuanto acontece en él hace imposible una respuesta evidente.

Hay una larga historia de acogida creyente a Jesús y de equivocaciones con él. Estas equivocaciones no son meras “tumbas” en las que fracasa el pensar humano, sino “piedras de catedral” que han de integrarse en el edificio de la fe, según dijo Joseph Ratzinger hace ya cuarenta años en su Introducción al Cristianismo.

Gabino Uríbarri, profesor de la Universidad Pontificia Comillas, revisa la situación del pensar sobre Jesucristo hoy. El subtítulo del libro (El mayor tema de la cristología contemporánea) reconoce la pertinencia de la cuestión para la fe hoy. Y su título (La singular humanidad de Jesucristo) indica la cuestión misma. Con estilo lento y fuerte, el teólogo jesuita presenta las grandes cuestiones actuales de la Cristología.

No estamos directamente en la pregunta: “¿Qué humanidad nos muestra Cristo?”. Es cierto que el cristianismo, si es fiel a Jesucristo, ha de presentar un verdadero humanismo. Con este texto de Uríbarri estamos en otra afirmación: “Esa humanidad de Jesús es de Dios”. La revelación definitiva de Dios acontece en esa humanidad singular y concreta. Lo que importa es mostrar “qué peso teológico, qué importancia salvífica, qué valor revelador, qué conexión con la divinidad y la Trinidad comporta la humanidad de Jesús”.

La fe viva

Las dos primeras partes de este texto, cuyo origen se remonta a un curso de licenciatura en la Universidad Gregoriana durante el año 2007, tienen un mismo esquema de trabajo: en un primer momento, diálogo con el pensamiento teológico, y después, presentación de algunos documentos eclesiales significativos.

La primera gran parte presenta el impacto que sobre la confesión cristiana provoca la investigación bíblica y la recepción hoy del Concilio de Calcedonia. Son unas páginas sobre la fe viva, que expresa como “devoción” a Jesús, la “cristología ascendente” y las reflexiones de Karl Rahner y de Ratzinger acerca de la recepción del Concilio de Calcedonia.

A continuación, analiza los documentos significativos que sobre Cristología han publicado la Pontificia Comisión Bíblica, la Comisión Teológica Internacional y la Congregación para la Doctrina de la Fe.

En un balance que califica de “provisional”, apunta los aspectos fundamentales de su propuesta sistemática: necesidad de atender la totalidad de la Escritura (tanto al evangelista Marcos como a Juan) para acceder a una Cristología íntegra; acogida del Concilio de Calcedonia, a fin de que la confesión acerca de Cristo se mantenga en el horizonte de la Trinidad y se afirme la verdadera humanidad; dar cuenta de la salvación ofrecida por Jesucristo…

La segunda gran parte presenta el impacto del pluralismo religioso. Habla de tres pensadores muy distintos. Dialoga largamente con Jacques Dupuis y le dirige la pregunta que implícitamente ya le hizo Bernard Sesboüé: “Quienes estiman que un acontecimiento contingente, como lo es el de Jesús de Nazaret, no puede pretender decir lo absoluto de Dios mismo, tratan de poner una distancia entre el Hijo único y su encarnación contingente. Pero, ¿no se corre así el riesgo de caer en una forma nueva de nestorianismo?”.

Además, comenta dos documentos eclesiales muy significativos, que clarifican una necesaria teología cristiana sobre las religiones.

Con la teología de las religiones, estamos en la necesidad de mantener juntamente la singularidad de Cristo y la voluntad salvífica universal de Dios. El reto está en conciliar estas dos dimensiones. Mirando atrás, constata  Uríbarri una convergencia: el acceso histórico-crítico a la Escritura dentro de  un pensamiento historicista y una exclusiva comprensión profética de Jesús impiden la génesis de la fe. Ésta se dio cuando algunos que vivieron con Jesús le llegan a confesar como Hijo. El “jesuanismo moralista” impide la génesis de la fe y tiene de fondo una incapacidad: no ha entendido que la humanidad de Jesús es la humanidad de Dios.

Es necesario que el pensamiento sobre Jesús acoja su divinidad de Cristo acercándonos a su humanidad singular, es decir, a la humanidad propia de Aquél que desde siempre está en Dios ya que es el “Verbo” de Dios.

Un gran peligro

La tercera y última parte (Conclusión) habla, en primer lugar, de “neo-nestorianismo”, gran peligro para la fe cristiana hoy, y que explicita como la separación que se da también hoy entre la humanidad concreta de Jesús y el Logos. Algunos teólogos están, según nuestro autor,
en ese neo-nestorianismo. Aquí cabe una pequeña indicación. Ciertamente, en la fe no puede decirse que Jesús es “mero hombre” como nosotros, pero hay que decir que Jesús es “verdadero hombre” como nosotros. Esto lo expresa con su lenguaje la carta a los Hebreos cuando habla de Cristo, que “… como nosotros ha sido probado en todo, excepto en el pecado” (Hb 4, 15). Los acentos en un aspecto u otro de esa humanidad pueden dar lugar a corrimientos de pensamiento ante los que la fe alerta.

Y en segundo lugar, el autor enuncia en diez apartados tanto las razones para afirmar la humanidad de Cristo como las características de dicha humanidad. Son diez pequeños apartados, que señalan cómo la humanidad de Jesús es nuestra salvación. Invitar a leer y meditar estos apartados, germen de un pensar cristológico por desarrollar, es lo menos que se puede hacer.

Ya en la última página, un texto de san Ireneo anuncia que de la “carne de nuestro Señor” pende tanto la imagen cristiana de Dios como la salvación del hombre. Desarrollar esto ha sido la intención del presente estudio.

La pregunta sobre cómo acontece hoy la salvación que trae nuestro Señor Jesucristo no ha sido desarrollada en esta obra.

En el nº 2.681 de Vida Nueva.

Actualizado
30/10/2009 | 08:32
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