Este libro de Carlo Maria Martini (Sal Terrae, 2009) es recensionado por Jesús Sastre García.
Libres para creer. Una fe consciente para los jóvenes
Autor: Carlo Maria Martini
Editorial: Sal Terrae
Ciudad: Santander
Páginas: 176
(Jesús Sastre García) Estamos ante una excelente recopilación selectiva de intervenciones del cardenal Carlo M. Martini dirigidas a los jóvenes de Milán a lo largo de veintidós años (1980-2002). El libro se construye sobre tres iniciativas, prolongadas en el tiempo y guiadas personalmente por el pastor de la diócesis. Nos referimos a la experiencia gestada al comienzo de su pontificado, la ‘Escuela de la Palabra’ (‘Itinerarios de escucha’), que pronto se expandió a las zonas pastorales, parroquias, asociaciones y centros. Posteriormente, vino la iniciativa ‘Asamblea de Siquén’ (1988-1989); también es un itinerario sapiencial y experiencial para ayudar a los jóvenes a reapropiarse de la fe. Momento significativo de este itinerario es la vigilia In Traditione Symboli, donde el cardenal explica el Credo y las consecuencias de su profesión a los jóvenes implicados en el proceso de maduración de la fe. La culminación de este caminar se dio en el ‘Sínodo de los jóvenes’ (2000-2002), como continuidad del Jubileo del año 2000.
Estos tres itinerarios son etapas de un camino previsto y desarrollado de manera progresiva. La ‘Asamblea de Siquén’ arranca con 2.500 jóvenes delegados de los jóvenes. Se trata de un proceso de formación de animadores, para que sean capaces de acompañar en sus grupos lo que ellos mismos han vivido. La tercera parte del libro es un conjunto de intervenciones del cardenal dirigidas a los jóvenes de Acción Católica con motivo de los encuentros diocesanos entre 1988 y 1996, y manifiestan el propósito del arzobispo de formar a jóvenes corresponsables en la misión de la Iglesia.
Dos invitaciones
Al comienzo del libro, aparece una carta dirigida a los Jóvenes con los que no me encuentro (1990), en la que les dice: “Y yo, ¿seré capaz de escuchar, de dialogar con ella, con él…? Por eso he decidido escribirte. Yo trataré de ser breve, y tú trata de llegar al fondo. No te tenderé trampas, evitaré los sermones y los reproches; sólo quiero hablarte y decirte que estoy preparado, si lo deseas, para dialogar contigo; deseo tratar de comprenderte mejor a ti y a tus amigos” (p. 13). Dos invitaciones a los jóvenes que reaparecen una y otra vez: no dudes en hacerte preguntas y entra en tu interior.
La atención a los jóvenes es una opción prioritaria en la pastoral del cardenal Martini. Ve a la juventud no como un problema, sino como “lugar necesario” para anunciar a Jesucristo según el método de la lectio divina. Quien lea el libro habrá aprendido este método, pues se mantiene en todos sus capítulos. Con ello, el autor pretende facilitar a los jóvenes una experiencia personal de encuentro con Jesucristo y la “vinculación afectiva” a su persona, mensaje y causa. En consecuencia, esta obra no es una recopilación de intervenciones sueltas, algo que tendría un valor relativo. Lo que confiere especial significatividad a las intervenciones es su unidad, pues se sitúan en un proceso o itinerario de fe al que sirven en su gestación, desarrollo y consecución de las metas previstas.
Cada capítulo comienza –como no podía ser menos– con un pasaje bíblico en relación a la situación de los jóvenes a los que se dirige. El texto se va desmenuzando según el método elegido, mientras el lector tiene la impresión de que el cardenal está dialogando con él, para dar paso al encuentro con Dios. La actitud del autor es la de escuchar lo que ve en los jóvenes (y lo que éstos le dicen o proponen). A partir de ahí, vienen la iluminación de la Palabra y las propuestas para la vida. Siempre hay un aspecto nuclear que se va expandiendo, ya sea para su mejor comprensión o para ver las consecuencias que tiene en lo cotidiano. “Ésta es la clave que el cardenal usa desde siempre: él nunca ‘sermonea’, pero, sobre todo, no echa un sermón cuando habla a los jóvenes. Es decir, no cede a la tentación de construir su discurso en torno a una serie de llamamientos a la seriedad de la vida y de la vocación cristiana, a la necesidad de ser responsables en el uso de la libertad y de la sexualidad. O mejor: exhorta ante todo a esto, pero no es el corazón de sus discursos… He descubierto que hay un triple acierto detrás de su capacidad de hablar a las nuevas generaciones: se pone en su lugar, procede con franqueza, presenta el Evangelio” (L. Accattoli, p. 9). En este sentido, los títulos de las diferentes partes o capítulos son muy sugerentes: Dios nos llama y nos libera, Escuchad hoy su palabra, Iluminad la ciudad, Centinelas de la mañana, Jóvenes con visión, Caminamos en la noche, No tengáis miedo a ser santos, Los cinco secretos del creyente, Llamados a salir de la mediocridad y del miedo, etc.
Propuesta práctica
Juan Pablo II y Benedicto XVI han reconocido y alabado el modo de comentar las Escrituras del cardenal Martini. Es muy iluminador cómo el pastor de la diócesis parte siempre de la Palabra y sus palabras llegan al corazón de los que le escuchan. Este “saber hacer” es la conjunción del teólogo, del pastor y del catequeta. Aunque no es una obra sobre metodología con mayúscula, todo ella es una propuesta práctica sobre cómo plantear la educación de la fe en las comunidades cristianas en el momento presente. Sin decirlo explícitamente, aborda una manera de trabajar con los jóvenes que está muy ausente, en general, en la Pastoral Juvenil. En este sentido, el libro hace una aportación práctica y de fácil aprendizaje, pues el estilo es ágil, comprensible y espiritual.
Ahora que estamos embarcados en la preparación de la Jornada Mundial de la Juventud (2011) en España, tenemos un instrumento, sencillo y profundo, que da muchas pistas para hacer con los jóvenes un itinerario hacia ese encuentro con el Sucesor de Pedro. Sólo haciendo caminos serios en la preparación puede haber frutos que permanezcan después de la visita del Papa. Se trata de proyectar un camino escuchando a los jóvenes y caminando con ellos, pegados a la Escritura, con experiencias de fe y desarrollando la corresponsablidad dentro y fuera de la Iglesia. El reto es grande, los tiempos no son muy favorables, pero hay “relatos”, como los guiados por el cardenal Martini, que han abierto camino y han dado frutos.
En el nº 2.700 de Vida Nueva.