Cuatro obras para vivir la Pascua, recensionadas por José María Avendaño Perea.
(José María Avendaño Perea) El Señor Resucitado nos hace sentir por todas partes su fuerza de vida, de paz, de alegría y de libertad. ¡Qué gran misterio de amor!: experimentar que Cristo está vivo y camina con nosotros. Éste es el mensaje que la Iglesia anuncia cada amanecer. Por mi parte, desde el lugar donde vivo la Pascua, os hago unas sugerencias de lectura para este tiempo:
- Bajo el título No está aquí, ha resucitado, la colección ‘Hablar con Jesús’ (Desclée de Brouwer) ha recogido las Homilías y discursos de la Primera Semana Santa de Benedicto XVI. Este pequeño y hermoso libro de mano -pues cabe en la palma- incluye la celebración del Domingo de Ramos, la meditación sobre el significado del Triduo Pascual, la Misa Crismal, la Misa de la Cena del Señor, el Vía Crucis, la Vigilia Pascual y el Mensaje Urbi et Orbi. Guiados por el Papa y a la luz de la Palabra de Dios, se nos ayuda a releer el sentido de lo que hemos celebrado y estamos celebrando en este tiempo pascual al llegar ante la tumba vacía y reconocer que el Señor Jesús “no está aquí, ha resucitado”, que “está vivo y camina con nosotros”, y que “su Evangelio sacia plenamente el anhelo de paz y de felicidad que habita en todo corazón humano”. Leed y meditad estos escritos, que rebosan un corazón lleno de compasión, misericordia y solidaridad, al tiempo que dejan un gran remanso de paz, fraternidad y comunión eclesial.
- Aunque han pasado algunos años desde su publicación, la vitalidad de Testigos del Resucitado con Pedro (Edicep), de Carlo Maria Martini, contribuye a recrear el ánimo en esta Pascua. En apenas cien páginas, se nos presentan las meditaciones de unos ejercicios espirituales en la catedral de Milán, difundidas a través de la radio, con ocasión de la visita de Juan Pablo II a esa archidiócesis. Aunque se trata de un texto ligado a una circunstancia singular particular -advierte al comienzo del mismo su editor-, el contenido de estas catequesis nos parece que podría ser útil e incluso superar la ocasión contingente, y se puede presentar sin las limitaciones de una fecha y de un acontecimiento”. A partir del capítulo 21 del evangelio según san Juan, se nos propone un intenso itinerario de meditación, escucha, contemplación y acción. “No os pido a cada uno que venga por su propia cuenta -exhorta Martini-, para realizar un camino personal (aunque lo que os voy a proponer lo sea claramente), sino que vengáis por un camino de Iglesia, con un espíritu de Iglesia, preguntándonos por lo que el Señor quiere de nosotros como Iglesia” A través de puntos tan sugerentes como: Jesús se manifestó, ¿No tenéis nada que comer?, “¡Es el Señor!”, La plenitud de la pesca, y “Sígueme”, vamos recorriendo un camino en el que se nos va a regalar el testimonio de que Jesús ha resucitado, con Pedro como testigo de excepción. Un libro que caldea el corazón.
- Nos confiesa Joaquín Luis Ortega en el prólogo de estos Días grandes de Jesús (Edibesa), de José Luis Martín Descalzo, que en una ocasión, con motivo del trabajo conjunto sobre Jesucristo, le comentó muy resuelto Martín Descalzo: “Yo creo que todos los que seguimos a Jesús, los que creemos en Él, tendríamos que escribir un libro sobre su figura… el que no sepa escribir que pinte, que cante, o que dé voces. El caso es que cada creyente sea un testigo, un altavoz, del Mesías”. Escribe el editor, José Antonio Martínez Puche, que “la vida de José Luis, su recia fe, su inquebrantable esperanza, su pasar por el sufrimiento con la paz de quien se sabe amado de Dios, es el mejor artículo”. Y con estos aperos divinos nos adentramos con determinación en la belleza y espesura de la vida cotidiana, siguiendo esos días grandes del Señor Jesús. Bellas son las palabras puestas en boca del Señor que se nos regalan en el capítulo concerniente a la Resurrección: “Esperadme. Sólo tardo tres días. Volveré a la vida… La esperanza que tengo preparada el domingo es más ancha que la más ancha muerte. Y los que ahora en el mundo ascendéis el Calvario de vuestras propias vidas recordad al hacerlo que Yo vencí a la muerte. Y que vuelvo. Que estoy volviendo. Estoy llegando y tengo suficiente resurrección para todos vosotros”. Que Cristo murió y resucitó, ésa es nuestra fe, la fe de los cristianos, es por lo que apostamos, por lo que estamos dispuestos a jugarnos la vida, es la fuerza de la que nos alimentamos, el estilo de vida hacia el que caminamos. Así lo creía el que fuera director de Vida Nueva, y su amor a Jesucristo y a la Iglesia seguro que nos alienta. Me alegro de que haya llegado a mis manos este pedagógico libro, os lo recomiendo vivamente.
- A los cincuenta días de celebrar la Resurrección del Señor, la Iglesia nos regala la fiesta de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo y su presencia en nuestra vida. Para prepararnos a acoger su fuerza, os sugiero Los frutos del Espíritu. Su presencia en nuestras vidas (Narcea), de Giuseppe Angelini, un libro que puede restaurar el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la benevolencia, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio de sí, frutos del Espíritu que, con el día a día, quizás se sientan erosionados. El sacerdote milanés, al frente de la Facultad Teológica de la Italia Septentrional y profesor de Teología Moral, se ocupa de llevar luz, la luz de Cristo, a la situación del cristiano en el mundo de hoy. Sabe, por propia experiencia, que el amor ha de hacerse concreto, y que el testimonio de los santos y seguidores de Jesucristo hace explícito y manifiesto dicho credo. Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Felipe Neri, Vicente de Paúl, Francisco de Sales, Teresa de Lisieux, el cardenal Bossuet o Fenelón son algunos de los cristianos que nos encontraremos encarnando los frutos del Espíritu. Para comprender el sentido espiritual de la vida cristiana -reflexiona Angelini- es preferible hacer referencia a la contemplación…”. Así, para cada uno de los dones del Espíritu, ha elegido textos de la literatura espiritual “que dan idea de cómo se ha entendido en la edad moderna ese don”. El propósito “no es reconstruir una historia de la espiritualidad moderna, sino meditar sobre textos conocidos de la espiritualidad católica… y confrontarlos con el NT”. Toda ayuda muy creativa para la Pascua.
En el nº 2.657 de Vida Nueva.