Una obra de Eugen Drewermann (Desclée de Brouwer, 2008). La recensión es de Vida Nueva.
Los Diez Mandamientos. Entre el precepto y la sabiduría
Autor: Eugen Drewermann
Editorial: Desclée de Brouwer
Ciudad: Bilbao
Páginas: 176
(Vida Nueva) En octubre de 2005, la ciudad de Paderborn acogió un coloquio entre Eugen Drewermann y el periodista Richard Schneider en torno a los Diez Mandamientos y su interpretación con el telón de fondo del mandamiento del amor de Jesús de Nazaret. Sus conversaciones salen a la luz en forma de libro, unas páginas que responden a lo que el autor dedica gran parte de su tiempo tras serle retirada la autorización a enseñar y el ejercicio del sacerdocio: ser terapeuta.
Son muchas las personas que en estos días de desorientación esperan encontrar en los Diez Mandamientos directrices para vivir ordenadamente, alcanzar una conciencia clara de los valores, restablecer sus obligaciones morales y “reconfortar el alma”, en palabras del autor.
Drewermann cree necesario rechazar la idea de que es posible promulgar desde fuera una serie de leyes para que los hombres resulten tolerables en la vida social, de que “una vida humana sólo se forma desde dentro. Igual que las flores que, al comienzo de la primavera, se estiran hacia los rayos del sol: de este modo anhelan los hombres el amor”.
Este libro ayuda a entender que, a la hora de hablar de los Diez Mandamientos, no podemos prescindir de una prehistoria y un devenir propios. En ellos encontramos las huellas de siglos de historia, la historia del Derecho del Antiguo Oriente: Hammurabi en Babilonia, los hititas de Asia Menor, los egipcios del Nilo…
Se pregunta el autor si los Diez Mandamientos ayudarán a los sedientos de humanidad y justicia, a lo que responde afirmando que “el hombre de Nazaret encarna la negativa a creer en un mandamiento que no proceda de nuestro interior… Hay una única cosa importante: amar a Dios con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo. Ésta es la ley; lo demás es, o bien superfluo, o bien un mero comentario”.
El estudio de cada uno de los Mandamientos encuentra su estribo en cinco o seis oportunas y actuales preguntas del periodista Schneider, en ocasiones contestadas con afirmaciones genéricas o radicales, cayendo a menudo en demasiada casuística. Su lectura resulta ágil y cuestionadora, aunque deja cierto sabor agridulce: también sería terapéutico poner de manifiesto los aspectos positivos del caminar de la Iglesia, algo que el libro no resalta suficientemente.
Aun así, Drewermann arropa su escrito con una convicción: “Lo que Jesús desea es llegar al corazón de los hombres. Lo que le preocupa es: ¿de qué modo se consigue que un hombre comience a respirar en el aire de Dios, a amar en la gracia de Dios, a vivir en las manos de Dios?”.
En el nº 2.647 de Vida Nueva.