Obra de Fernando Sebastián, editada por Sígueme, comentada por Antonio María Calero
ANTONIO MARÍA CALERO (SDB) | Esta obra –confiesa Fernando Sebastián– es fruto de un triple compromiso: ante todo, consigo mismo (hacía tiempo que deseaba escribir sobre María); después, con una serie de personas que le habían pedido repetidamente que escribiera sobre la Madre de Jesús; y finalmente, con la propia María, cuya intervención en su vida “ha sentido más de una vez de manera decisiva” (p. 9). Se trata, pues, de una obra particularmente querida para el autor, que se desarrolla en seis capítulos precedidos de un Prólogo confidencial y seguidos de un Epílogo de Esperanza.
Si hubiera que clasificarla dentro del género teológico, no dudaríamos en hacerlo como teología narrativa, ya que, siguiendo las pautas del Vaticano II al abordar el Misterio de María, no parte de los “privilegios” marianos, como se hacía antes del Concilio, sino de los datos que el Nuevo Testamento ofrece acerca de la Madre del Señor. Incluso en aquellos capítulos que parecen partir de un dato extrabíblico, en el fondo no hace el autor otra cosa que expresar la forma en la que la Tradición de la Iglesia ha formulado el mismo dato bíblico.
Estamos ante la obra de un teólogo que quiere acercar la figura de María a quienes demuestran interés. Estos lectores, de todas formas, tienen que tener un nivel más que mediano en su formación teológica para poder seguir debidamente la exposición del autor; tienen que estar iniciados suficientemente en la Mariología dogmática y teológica, ya que, con frecuencia, se van a encontrar con profundizaciones y desarrollos doctrinales interesantes, pero que no están al alcance de cualquier lector.
Este volumen es una Mariología ‘concentrada’. No hay tema mariológico que quede fuera: desde la perspectiva bíblica, eclesiológica y antropológica en que se plantea hoy el estudio del misterio de María, hasta la historia misma de la Mariología, pasando por la presentación de los dogmas marianos, la colaboración de María en la obra de la redención humana, su presencia en la vida sacramental de la Iglesia, y de manera especial las enseñanzas del Vaticano II, “que ha marcado rumbos nuevos de extraordinaria fecundidad para el culto a la Virgen María tanto en la liturgia como en la espiritualidad del pueblo” (p. 192).
El objetivo de presentar de forma integral el amplio y fecundo misterio de María en tan poco espacio (apenas 221 páginas en un volumen de formato medio), hace que, en no pocos momentos, se pueda tener la impresión de una excesiva densidad. Esto ocurre, por ejemplo, al abordar el tema de la Maternidad divina de María (pp. 54-67). Se da aquí, una vez más, la ley de la extensión y la comprensión: resulta un texto comprimido dada la escasez del espacio disponible.
Si se me permite, haré algunas observaciones tras leer repetidamente el texto:
- 1ª. Dada la precisión teológica del autor, extraña que, al hablar de la consagración de María, hable de “consagración a Dios” (pp. 170-172). El hecho “consecratorio” es exclusivo de Dios: la iniciativa pertenece a Dios y solo a Dios. El hombre “se entrega” libre y amorosamente a esa acción divina.
- 2ª. Es muy de agradecer que san José no haya sido olvidado en una obra sobre María, pero se echa de menos la que podemos llamar dimensión “esponsal” de José y María. Al tratar la dimensión mariana del sacramento del Matrimonio (pp. 168-169), hubiera sido un momento muy adecuado para hacer esa reflexión desde un punto de vista antropológico.
- 3ª. En ciertos momentos, el autor se deja llevar de su condición magisterial y polemiza con posturas que no comparte o de las que discrepa abiertamente: pp. 12, 20-22, 46-47, 57, 103, 163 (nota 14), 184, 203, 212, 213…
Hay que reconocer, de todas formas, el mérito que tiene haber escrito en tan poco espacio una obra tan completa sobre María, Madre de Jesús y Madre nuestra.
FICHA TÉCNICA
Título: María, Madre de Jesús y Madre nuestra
Autor: Fernando Sebastián Aguilar
Editorial: Sígueme, 2013
Ciudad: Salamanca
Páginas: 221
En el nº 2.891 de Vida Nueva.