En ‘El revés de la trama’, un libro de relatos de Doug Peacock (Errata Naturae). La recensión es de Javier Morales
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Título: Mis años grizzly. En busca de la naturaleza salvaje
Autor: Doug Peacock
Editoriales: Errata Naturae
Ciudad: Madrid, 2015
Páginas: 392
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JAVIER MORALES | Lejos de menguar, el influjo del escritor Henry David Thoreau en la literatura y el pensamiento de Estados Unidos no para de crecer. La crisis ecológica y la necesidad de reinventar nuestras vidas, las ataduras de la existencia cotidiana, convierten la obra del escritor de Concord en un referente irreemplazable y de máxima actualidad. A partir de la divisa de Thoreau “todo lo bueno es libre y salvaje”, la editorial madrileña Errata Naturae ha sacado una nueva colección titulada ‘Libros salvajes’, que inicia con Mis años grizzly. En busca de la naturaleza salvaje, una novela de aventuras de Doug Peacock, a quien los editores definen como un escritor y naturalista a medio camino entre Thoreau y Rambo.
La propia vida de Peacock podría considerarse como una novela. Geólogo de formación, activista contra la industria petrolífera de Estados Unidos en la región de los Grandes Lagos, su existencia se vio truncada cuando le llamaron a filas para combatir en Vietnam. Se convirtió en un boina verde. Y como les ocurrió a tantos, el regreso fue duro, casi imposible, de modo que Peacock decidió aislarse de la sociedad y recluirse en la naturaleza, donde siempre había encontrado refugio. Eligió la vida junto a los osos grizzly, los mayores depredadores del continente americano, una experiencia que bebe del Walden de Henry David Thoreau, obra en la que este último narra sus dos años de vida solitaria en una cabaña frente al lago Walden, y que es una de las cimas de la literatura norteamericana.
La vida con los grizzly, en uno de los lugares más apartados de Estados Unidos, fue también el de la transformación de Peacock hacia el pacifismo. Dejó las armas, el alcohol y, de paso, las pesadillas de guerra. Una experiencia que narra en esta novela de aventuras, aunque todo lo que cuenta es real, y se convierte en un sentido alegato en defensa de la naturaleza y de la vida.
En el nº 2.960 de Vida Nueva.
