Primero de una serie de Tratados Morales en los que el autor, todo un referente en la materia, ofrece los hallazgos más recientes de la reflexión teológico-moraL
Recensión de José Ramón Amor Pan sobre la obra de Marciano Vidal Nueva moral fundamental (Perpetuo Socorro, 2014).
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Título: Nueva moral fundamental. El hogar teológico de la Ética
Autor: Marciano Vidal
Editorial: Perpetuo Socorro, 2014
Ciudad: Madrid
Páginas: 784
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JOSÉ RAMÓN AMOR PAN |Nuestra sociedad actual es una sociedad compleja. La sociedad del futuro lo será cada vez más. Las cuestiones morales serán también complejas. Ahora bien, a estas cuestiones no se puede contestar ni con mediocridad ni con dogmatismos autoritarios. Cuestiones complejas exigen respuestas complejas” (p. 334). Ciertamente, es un error grave, que al final se paga muy caro, el intentar resolver los problemas éticos concretos sin un trabajo previo y riguroso de fundamentación. El decisionismo nunca fue buen compañero de viaje. Esta es la primera razón por la que saludamos con alegría esta Nueva Moral Fundamental.
Pero es que, además, siempre es un placer leer un libro escrito por la mano de Marciano Vidal. Su claridad expositiva; la perspicacia, amplitud y rigor de su análisis; la ingente y selecta bibliografía que maneja; así como su brillantez expositiva, con un lenguaje enormemente rico y, al mismo tiempo, con un estilo sobrio y elegante no dejan de maravillarme y de asombrarme, a pesar de que son muchos ya los libros suyos que he leído y estudiado desde que, allá por el curso 1986-1987, me asomara por primera vez al tomo primero de su Moral de Actitudes. Como decimos por Galicia, ¡xa choveu!
No es fácil sobrepasar la valía, la originalidad y la capacidad de sugerir que tienen los libros de este ilustre sacerdote redentorista, nacido en el pueblo leonés de San Pedro de Trones en 1937. Pocos pensadores católicos –dentro y fuera de nuestro país– habrán destacado tanto como él y habrán realizado una aportación tan decisiva a la renovación de la Teología Moral imperada por el Concilio Vaticano II. En definitiva, el pensamiento y la producción literaria de Marciano Vidal no son bisutería barata, sino una de las joyas más preciosas de la moral católica de los últimos 40 años. Se añade como colofón un diseño editorial y una factura magníficas, que hacen todavía más valiosos y apreciables los libros del profesor Vidal.
Todo eso es aplicable punto por punto a esta Nueva Moral Fundamental, primero de una serie de Tratados Morales –según anuncia el autor en la presentación de la misma– en los que se pretende ofrecer los hallazgos más recientes de la reflexión teológico-moral. Quiera Dios que esta nueva empresa no le distraiga de esa otra absolutamente encomiable: su Historia de la Teología Moral, de la que –como saben los lectores de Vida Nueva– ya han aparecido tres tomos, de un total de seis, y que esperamos ver completa cuanto antes.
Nuevos temas
Como reconoce el autor, el que estamos presentando no es un libro enteramente nuevo. Con idéntico título y subtítulo apareció hace 14 años en la editorial Desclée De Brouwer una obra que tuvo dos ediciones en un corto espacio de tiempo. Pero no volvió a ser reeditada. Por eso, el profesor Vidal decidió reelaborar ese libro y publicarlo de nuevo, con el mismo título. Se ha suprimido la sección dedicada a la Historia de la Teología Moral; se ha acrecentado y actualizado la bibliografía, dando mayor importancia a las lecturas complementarias que se ofrecen al final de cada capítulo; y se han añadido algunos temas, como el del paradigma teológico-moral a utilizar en el discurso de esta disciplina. Sorprende, no obstante, que no se haya incluido el examen de la opción fundamental, una categoría que ha ido adquiriendo cada vez mayor importancia, con diferentes valoraciones y significados, y que sí está incluida en su Moral de Actitudes.
Como sorprendente también resulta que en el minitratado –así lo califica él mismo– que presenta sobre el amor desde la perspectiva cristiana (pp. 197-230) no haga ni una sola referencia a la encíclica Deus caritas est, dada por Benedicto XVI el 25 de diciembre de 2005, que tan solo aparece en las lecturas complementarias. También se echa de menos en el tratamiento que hace del problema de una ética universal (pp. 413-422) una referencia, siquiera a modo de apunte, de lo que los aportes de la moderna Neuroética pueden suponer en todo este asunto. Y, por el contrario, hay una presencia desmesurada de la Veritatis splendor, la encíclica dada por san Juan Pablo II en 1993. Y un índice analítico y una bibliografía final hubieran sido muy útiles, máxime la finalidad pedagógica primordial que tiene el texto.
Por otro lado, cuando se procede a la reelaboración de un texto previo, hay que tener mucho cuidado con la utilización de las locuciones temporales, que en su momento eran perfectamente válidas, pero que ahora pueden haber perdido toda su pertinencia. Así, por ejemplo, difícilmente es aplicable el término “reciente” a textos de los años 1959 y 1988, como se hace en la p. 285; o afirmar “en nuestros días ha sido K. Rahner (…)”, como se hace en la p. 224. Y hay que evitar también las reiteraciones de las fechas de publicación al lado de ciertos documentos, como sucede en el caso de la omnipresente Veritatis splendor.
Evidentemente, lo que hemos apuntado en el “debe” de la obra no disminuye en nada su valor. Tampoco responde a la necesidad de dejar patente que quien firma la recensión se ha leído con detenimiento el libro objeto de la misma, o alguna pretensión similar. Bien al contrario, obedece a la admiración que profeso por quien fue mi maestro y compañero en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas; y a mi deseo de contribuir, desde la humildad, a un trabajo realizado de modo tan excelente y destinado a seguir produciendo frutos de renovación evangélica al ciento por uno, mal que le pese a alguno. Felicidades, querido profesor. Y gracias al director de la editorial Perpetuo Socorro por seguir apostando por producir obras de tanta calidad.
En el nº 2.899 de Vida Nueva