Una obra de Dionisio Borobio (CPL). La recensión es de Jesús Sastre García
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Título: Proponer la fe. Celebrar la vida
Autor: Dionisio Borobio
Editorial: CPL
Ciudad: Barcekona, 2015
Páginas: 124
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JESÚS SASTRE GARCÍA | El autor, como profesor y especialista en liturgia y sacramentos, trata de responder a una serie de preguntas desde la preocupación pastoral compartida por otros muchos. “¿Es posible para el hombre de hoy seguir un proceso de fe según lo propone la Iglesia? ¿Cómo proponer lo que afirmamos ser “plenitud” a quienes se mueven instalados en la relatividad? ¿Cómo hacer acogible y creíble el sentido de la vida cristiana a quienes les mueven otros sentidos y objetivos? ¿Debemos contentarnos con humanizar y socializar desde valores e ideales éticos compartidos, sin pretender necesariamente cristianizar? ¿De qué modo proceder para llegar al menos a una convergencia y sintonía de valores fundamentales y compartidos?” (p. 7).
Estamos ante interrogantes importantes, que piden discernimiento y nuevas propuestas de pastoral litúrgico-sacramental. En todo momento el planteamiento del tema lo hace desde una perspectiva acogedora, dialogante y abierta. Para ello, comienza por acercarse al fenómeno religioso en la actualidad, en sus múltiples manifestaciones. El hilo conductor está en cómo pasar del homo religiosus al homo christianus; de la mano de las aportaciones de especialistas en diferentes materias, va desbrozando el camino. El punto crítico es el siguiente: la religión ya no es central en la sociedad actual y lo religioso “no aparece como inevitable”.
Ante este panorama, hay que discernir –como nos anima el papa Francisco (EG 49)–, lo más positivo para hacer posible la evangelización. Desde las ciencias humanas y la fenomenología religiosa, podemos decir que se ha superado la sospecha de lo simbólico-ritual como contrario a la racionalidad y amenazante para el ser humano. A esto hay que añadir otro dato positivo, como subraya el autor: la religión no ha desaparecido, sino que se ha transformado, se ha hecho más imperceptible.
¿Qué celebraciones necesita el hombre actual? La respuesta se hace desde dos perspectivas: las grandes experiencias humanas se expresan simbólicamente, y “en el cristianismo lo sagrado no es un poder o atracción o renitencia impersonal, sino una cercanía y presencia de Dios vivo en Jesucristo” (p. 25). Por lo mismo, los sacramentos cristianos tienen un enraizamiento antropológico y se expresan a través de símbolos humanos.
Qué, quién y cómo
Dionisio Borobio aborda con profundidad y amplitud el paso de la ritualidad religiosa a la sacramentalidad cristiana. La ritualidad es importante porque evita la indeterminación y ambigüedad de la experiencia religiosa, al remitirla a un ser personal, Dios, que se presenta en encuentro y diálogo con el hombre. Con todo, no se puede ocultar la ruptura que se produce al pasar a la sacramentalidad cristiana en el qué se celebra (misterio salvador), quién celebra (la comunidad de fe) y cómo se celebra (expresiones llenas de sentido salvífico).
¿Cómo ayudar al hombre de hoy a expresar sus experiencias profundas desde la especificidad de la sacramentalidad cristiana? Un camino que no puede faltar en las comunidades es el de la “iniciación cristiana”; las páginas 77-83 recogen una serie de orientaciones pastorales para renovar en profundidad la iniciación a la fe.
Si en los cinco primeros capítulos el hilo conductor ha sido el itinerario del “hombre religioso” al “hombre cristiano” (de la ritualidad humana a la sacramentalidad), a continuación desvela qué hacer para que los sacramentos sean creíbles y el creyente sea “hombre celebrante”. La primera respuesta pastoral es la de afrontar la pluralidad de situaciones. El autor recoge con precisión los presupuestos y claves para asumir con lucidez las distintas situaciones de los que piden sacramentos. Se pueden sintetizar en los pasos siguientes: acoger, desmontar, clarificar, destacar valores y respeto a los desafíos.
Llegados a este punto, el libro trata con claridad y valentía una cuestión nuclear –ya apuntada por H. Denis en Sacramentos para los hombres (1979) y por el propio Borobio en otros escritos–, no exenta de dificultades. El autor lo formula así: “Teniendo en cuenta todo lo anterior, nuestra tesis es que la respuesta teológica y litúrgicamente más coherente a no pocas situaciones planteadas, aunque pastoralmente difícil de aplicar por sus condicionantes, es no una respuesta inmediatamente sacramental, sino una respuesta presacramental, que puede concretarse de diversa forma y según distintos procesos, en vistas a una celebración del sacramento como meta. Además de una propuesta permanente de catecumenado o inserción en un proceso catecumenal” (p. 102).
El capítulo séptimo se centra en una cuestión con gran repercusión en la acción pastoral: la liturgia y los sacramentos como momentos de evangelización. La referencia se pone en la persona de Jesús como evangelizador que entrega su vida por todos. El autor profundiza en la especificidad evangelizadora de la liturgia y los sacramentos como evangelización esencialmente mistagógica, es decir, experiencia del misterio en relación con la Palabra, con la asamblea, la celebración y el cambio de vida. Un aspecto que no se puede olvidar es que la liturgia y los sacramentos evangelizan por la dimensión social que tienen, pues la caridad debe dinamizar la justicia y la inclusión social de los pobres en la celebración.
La estructura de la obra es, al tiempo, sistemática en su tratamiento y divulgativa en su expresión lingüística. Se nota que quien escribe es un profesor de teología con gran sensibilidad pastoral y cercano a la pastoral sacramental de nuestras comunidades. Parte de los desafíos y se encamina a la renovación de esa pastoral sacramental, para la que ofrece constantemente orientaciones y propuestas prácticas. Se trata, pues, de un libro muy útil para presbíteros, catequistas y equipos de animación litúrgica.
Jesús Sastre García
En el nº 2.949 de Vida Nueva.