El cristianismo actual –un cristianismo adulto– podría ser muy bien comprendido a partir de la pregunta que da título a este libro: «¿Tienes algo que no hayas recibido?» (1 Cor 4,7). En este interrogante aparecen barajados dos ingredientes fundamentales de nuestra fe: el don y el discernimiento. Con el don se pone de manifiesto que la atmósfera propicia donde la experiencia cristiana está llamada a morar es lo gratuito. Pero las distorsiones de este don –el mérito, el derecho– hacen necesario el discernimiento.