Un libro de Giuseppe Buccellato (Narcea) La recensión es de María José Pérez
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Título: Tú eres importante para mí. Itinerario espiritual para los que buscan a Dios
Autor: Giuseppe Buccellato
Editorial: Narcea
Ciudad: Madrid, 2016
Páginas: 118
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MARÍA JOSÉ PÉREZ | Este libro del sacerdote salesiano Giuseppe Buccellato es una guía para buscadores y para insatisfechos, para quienes saben de crisis y de parálisis en su búsqueda de Dios, pero siguen adelante. Publicado en italiano en 2014, ha servido de base para la realización de ejercicios espirituales dirigidos por el propio autor a miembros de la familia salesiana.
Sin que sea esta la finalidad primaria, su estructura lo haría especialmente apto para este fin, pues consta de seis capítulos (o “movimientos”), cada uno de los cuales concluye con la sección ‘Pausa de meditación’, una relectura actual y atractiva de textos bíblicos cuidadosamente escogidos. Esta sección meditativa es breve, de solo un par de páginas, con la excepción del quinto capítulo, en el que se ofrece, en seis páginas, un examen de conciencia –no moralista o culpabilizante, sino en clave positiva– redactado a partir de las bienaventuranzas.
Seis movimientos
¿Qué itinerario se nos propone en estas páginas? Está perfectamente perfilado en los títulos de los seis “movimientos” del libro, que consisten en pasar ‘De la distracción a la consciencia’, ‘Del egocentrismo a la disponibilidad’, ‘De la colaboración a la fraternidad’, ‘De la filantropía al don de sí’, ‘Del sentido de culpa al verdadero amor de sí’ y ‘Del pesimismo a la esperanza’.
El autor recoge en el título del libro una certeza que a él le impactó y que cree que puede mover a otros en su camino espiritual y transformarlos: Tú eres importante para mí. A partir de esta frase, leída años atrás en un libro de T. H. Harris, Buccellato explora la virtualidad de su sentido, aplicándola a las relaciones interpersonales, así como a la relación con Dios y con uno mismo. Porque, como señala el sacerdote italiano, lo extraordinario no es tanto que exista Dios, sino que se ocupe de nosotros, que seamos importantes para Él. Se resalta así la función crucial de la vinculación afectiva, frente a lo meramente intelectual, en la transformación interior.
Como el fruto maduro –insiste el autor–, la persona se convierte en bendición cuando se deja comer por los demás. La madurez, entendida así, no es solo autorrealización, sino sobre todo autotrascendencia, salida de uno mismo en favor de otros, a quienes llama “compañeros de camino”.
La obra es muy amena y pedagógica, pero posee a la vez hondura y capacidad de empatizar con el lector de hoy, poco amigo de “homilías”, pero abierto a palabras que le ofrezcan la plenitud que anhela el corazón. En suma, estamos ante un libro capaz de excavar pozos en el interior.
En el nº 2.994 de Vida Nueva