Una obra de Nieves San Martín (Sekotia, 2011). La recensión es de Tomás de la Torre Lendínez.
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Una vida entre dos fuegos. Biografía de María Victoria Díez y Bustos de Molina, mártir
Autora: Nieves San Martín
Editorial: Sekotia
Ciudad: Madrid
Páginas: 320
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TOMÁS DE LA TORRE LENDÍNEZ | La beata María Victoria Díez y Bustos de Molina, elevada a los altares por Juan Pablo II en 1993, necesitaba una biografía como esta de Nieves San Martín, una autora que ha rastreado archivos y bibliografía sobre la mártir andaluza, consiguiendo una excelente obra, que se lee con delectación y gran interés.
Victoria Díez fue muy bien elegida dentro del muestrario de santidad ofrecido a los jóvenes en la pasada JMJ de Madrid. Se imponía, pues, sacar esta biografía, teniendo en cuenta, además, que la Institución Teresiana celebra el siglo de su fundación y que coincide también con el 75º aniversario del inicio de la Guerra Civil.
Había leído artículos en revistas y escuchado dos conferencias sobre ella en los meses previos a su beatificación, pero, gracias a estas páginas, he aprendido a conocerla mejor, hasta el punto de que ahora puedo afirmar que su vida y testimonio martirial deben llevarla a la canonización cuando la Iglesia tenga a bien decidirlo.
El título escogido –Una vida entre dos fuegos– reproduce con exactitud el drama que describe el libro: desde su nacimiento en una familia sevillana hasta su vocación dentro de la Institución Teresiana, pasando por su total entrega sin horas a su llamada al servicio de la educación integral de las niñas en las escuelas públicas de la época, y aunando todo en una coherencia espiritual y apostólica en la que Jesús Sacramentado es el centro de su vida.
Esta vida entre dos fuegos, entre la llama del Amor Viva y el calor del compromiso cristiano en la educación y en la Iglesia de aquellos años, convierte a la joven Victoria en una mujer madura, que se adelanta a su tiempo, demostrando así que se puede ser mujer, cristiana, pedagoga, consagrada en la Institución Teresiana, hija de sus padres, catequista, miembro de la Acción Católica, defensora de los más pobres y necesitados, e ir camino del martirio, que conoce sin perder su valentía y su amor al Amor de los Amores.
Nuestra beata pasa por encima de colores y banderías políticas. Instalada en sus compromisos personales, cristianos, sociales y pedagógicos, reza, ora, trabaja, sirve a sus alumnas y compañeros docentes, se entrega al servicio de la parroquia de Hornachuelos (Córdoba) y demuestra que el cristianismo da la felicidad, antes de emprender la vía dolorosa que la llevará a la cruz y a morir ante un pelotón de fusilamiento.
Entre los dos fuegos, Victoria eligió el mejor: el fuego del Amor de Dios. Por eso hoy está en los altares.
En el nº 2.772 de Vida Nueva.