Este libro de Nicolás Retana Iza (Monte Carmelo, 2008) es recensionado por José Ramón Amor Pan.
Viaje a la intimidad del hombre. Ética, Medicina y otros saberes
Autor: Nicolás Retana Iza
Editorial: Monte Carmelo
Ciudad: Burgos
Páginas: 205
(José Ramón Amor Pan) Como escribe el prologuista de esta obra, “las civilizaciones -una tras otra- han demostrado siempre que son muy capaces de engullirse a sí mismas”. Lo malo -añado yo- es que unas no aprenden de los errores de las anteriores. Durante siglos las cosas fueron relativamente sencillas. Hoy la situación es dramáticamente distinta, todo se ha acelerado sobremanera, y los grandes principios que enmarcaban la vida de las personas y de los pueblos se están desmoronando a pasos agigantados, generando mucha confusión.
La vida actual, nos dice Nicolás Retana, tiene sus entrañas doloridas: la neurotización de la sociedad lleva consigo el uso y el abuso de medicamentos liberadores… que no hacen más que enmascarar los síntomas pero no actúan sobre las causas. “La realidad es que el hombre de hoy rinde un culto desmesurado a la ciencia, considerando que en ella y sólo en ella radica el poder resolutivo de muchas incógnitas. En una época de incredulidades máximas, el mono desnudo ha encontrado en la ciencia un nuevo dios, estimando que el método experimental es más que suficiente para descartar el error (…) La historia de la ciencia está repleta de hechos incuestionables que luego el tiempo y una mayor zona de luz se han ocupado de desmontar. ¿Por qué aceptar entonces como definitivo lo último que hemos adquirido? ¿Por qué esa seguridad en nuestros métodos, siendo como son obra de nosotros mismos?”. Por aquí es por donde habría que empezar la tarea sanadora de nuestra civilización, si es que vamos a tener futuro.
De éstas y de muchas otras cosas trata este libro, con el presunto denominador común -como el subtítulo sugiere- de hablar de ética, medicina y otros saberes. Lo cierto es que el conjunto final tiene más de tótum revolútum que de ensayo bien trabado. Y es una lástima, porque la obra inicialmente prometía: su objetivo era pertinente y al autor le sobran conocimientos y experiencias (es un médico de larga trayectoria). Sus páginas contienen afirmaciones e intuiciones muy interesantes, y la prosa es cálida y acogedora; pero su lectura deja al lector con un sabor agridulce, con la sensación de haber asistido a una sinfonía inacabada. Contribuye a acrecentar esa sensación la falta de aparato crítico: bien está que no se cargue el libro con notas a pie de página, pero no poner ni siquiera la procedencia de los textos citados literalmente no es de recibo. Como tampoco lo es que a estas alturas se use todavía el término ‘oligofrenia’.
En el nº 2.663 de Vida Nueva.
