HNA. CAROLINA BLÁZQUEZ CASADO, Monasterio de la Conversión, OSA | Aunque atrapado en esta crisis económica (y de sentido) que habla de derrotas e imposibles, el hombre no renuncia a su insaciable deseo de plenitud. Saciar su sed de felicidad, de realización, sin embargo, pasa por asumir esa debilidad humana. En ella, paradójicamente, se revela nuestra máxima grandeza, siempre que aceptemos entrar en la dinámica de la confianza y el abandono. Una forma de vivir a la que nos llama el nuevo tiempo de Adviento que ahora comenzamos. Si logramos aprender el dinamismo de amor, solidaridad, entrega y donación que suscita el Dios de entrañas misericordiosas que viene a encarnarse entre nosotros, descubriremos que es posible superar las dificultades aparentemente insalvables del presente, y que el Emmanuel que nos visita es el único signo hoy digno de confianza para el corazón.
Adviento 2012. Un signo digno de toda confianza [extracto]
Pliego íntegro, publicado en el nº 2.826 de Vida Nueva. Del 1 al 7 de diciembre de 2012.