Era un lugar inhóspito y agreste, de suelo rocoso y poca vegetación. Aun así, en la región crecen, por ejemplo, olivos, higueras y encinas. A poco más de 120 kilómetros de Lisboa, aunque hace un siglo la distancia era mucho más grande: era la que separa a un país muy pobre, analfabeto y con una agricultura de subsistencia, de la capital, urbana, que estaba empezando a despuntar desde el punto de vista del desarrollo, la cultura y la política. Y era también la distancia entre el pueblo, predominantemente monárquico, y las élites capitalinas, en su mayoría partidarias de la República, que había sido implantada en 1910.
El 13 de mayo de 1917, en la Cova da Iria, un pequeño lugar del pueblo de Fátima, tres niños acompañaban a los rebaños de sus padres: Lucía dos Santos, de 10 años, y sus primos Francisco Marto, con casi 9, y Jacinta Marto, de 7.
Más tarde, cuando fueron interrogados por el párroco local, contaron que estaban sentados cuando vieron un rayo. “Se levantaron y comenzaron a reunir a las ovejas para irse, con miedo; pero luego vieron otro destello, y después vieron a una mujer sobre una carrasca, vestida de blanco…”.
Lucía habló con la visión (su prima Jacinta vio y escuchó, pero no habló; Francisco solamente la vio), que le habría comunicado que volviera al mismo lugar cada mes, hasta octubre. Lucía también preguntó si la guerra iba a durar mucho tiempo –el mundo estaba sumido en la I Guerra Mundial–, pero la respuesta a esa pregunta solo llegaría en octubre: la guerra terminaría ese mismo día, dijo a los niños, en una versión que luego fue corregida.
El fenómeno de Fátima acabaría por tener a Lucía como protagonista principal. Ella recibió “un mensaje especial”, como decía el claretiano español Joaquín María Alonso, quien más tarde se convertiría en uno de los investigadores más importantes de los documentos y del proceso de Fátima.
Lucía era la mas pequeña de siete hijos (además de ella, eran cinco niñas y un niño). Tuvo una infancia de “mimos y privilegios, a la que no le faltaron disgustos y desgracias en la familia”, como decía el padre Alonso. En su libro de memorias, ella cuenta cómo sus hermanas y hermano se peleaban por tenerla en brazos, y cómo se afanaban por embellecerla. La llevaban también a los bailes del pueblo. Y una de sus amigas de infancia, Maria do Rosario, contaba, a principios del año 2000, que Lucía bailaba con compañeros de juegos, mientras que su primo tocaba la flauta.
Una de las peores desgracias de la familia era el alcoholismo de su padre: “Mi padre se había dejado arrastrar por las malas compañías y había caído en las redes de una triste pasión, debido a que ya habíamos perdido algunas tierras”, cuenta en sus Memorias. (…)
Índice del Pliego
- 1. La historia
- 1a. Del lugar inhóspito al muelle de cinco millones
- 1b. El sol como una “rueda de fuego”
- 1c. Rusia y el obispo asesinado por soldados
- 1d. La ‘Shoá’ y el paganismo nazi están ausentes
- 2. El mensaje
- 2a. Conversión y guerra, peregrinación y búsqueda de Dios
- 2b. Hablar de la paz en un país en guerra
- 2c. Peregrinar o rezar con los pies
- 3. Los comentarios
- 3a. Los papas en el santuario: visiones y el mensaje del Evangelio
- 3b. Por qué visiones y no apariciones