¡Pero qué barbaridad! ¡Cómo es posible! ¡La Iglesia ha despreciado a la mujer sistemáticamente a lo largo de la historia! ¡Algún día tendrá que pedir perdón por el trato que le ha dado! Expresiones de este tipo las hemos oído y las seguimos escuchando con mucha frecuencia. Es verdad que el trato recibido por las mujeres distaba –y dista mucho– del esperado y propuesto por Dios a través de Jesús de Nazaret. Sin embargo, si todo no ha sido bueno en esta relación, siendo sinceros, tampoco todo ha sido malo.
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Cuando hablamos de la Iglesia, siempre damos por supuesto que nos referimos a la jerárquica, que es la que en estos asuntos decidía y, algunas veces, esa Iglesia ha asumido falsas afirmaciones sobre cuestiones en las que, realmente, no ha dicho nada. Son las ‘fake news’ de la Iglesia sobre las mujeres, que han llegado a tener categoría de hecho histórico.
En general, las ‘fake news’ –de las que tanto hablamos e intentamos protegernos ahora– son fruto de una planificación calculada para que el poder, tanto político como religioso –que no es lo mismo que cristiano–, en muchas ocasiones, tenga siempre la última palabra, aparentemente la razón, y termine consiguiendo sus propósitos. Es decir, quienes las inventan son “fabricantes de realidades falsas” con una estrategia tan bien diseñada que, desde el principio, parecen noticias verdaderas las que, en realidad, son bombas de tiempo o cargas de profundidad.
También son fruto de una mala utilización de las redes sociales, que tratan de manipularnos e intoxicarnos a golpe de repetir machaconamente algo hasta que parezca verdad. Nunca una mentira repetida hasta la saciedad ha dado como resultado una verdad; sin embargo, esta es la realidad en la que nos movemos actualmente.
Si triste es que nuestra sociedad esté anestesiada –y ya se sabe que bajo anestesia todos estamos como si no estuviéramos–, más triste es que no sepamos defendernos como Iglesia –todos los bautizados lo somos– porque no conocemos casi nada de nuestra propia historia. Y podemos añadir un plus a la tristeza cuando aquellos cristianos que no tienen una solida formación, repiten como verdadero aquello que no lo es y, además, no encuentran a casi nadie que les saque del error entre quienes, supuestamente, deberían tener conocimientos suficientes para poder hacerlo.
Las ‘fake news’ han existido siempre, aunque no con este término. Ya dice el papa Francisco que la primera ‘fake news’ de la historia fue lo que la serpiente dijo a Eva en el Edén. Junto a las ‘fake news’ han convivido ambigüedades y contradicciones que tampoco han ayudado mucho y han terminado por convertirse en medias verdades, que –para entendernos– son las peores ‘fake news’ o mentiras.
Porque, después de todo, una ‘fake news’ es una mentira, solo que, como ahora nos da un cierto reparo llamar a las cosas por su nombre, nos refugiamos en términos extranjeros que no nos suenan tan duros so pretexto de que –en inglés, en este caso– lo entiende todo el mundo… ¿Seguro? Hay que tener cuidado, porque “nombrar mal las cosas es sumar desgracias al mundo”, según dice la frase atribuida a Albert Camus.
La Iglesia, donde el elemento divino y el humano van de la mano, no escapa a la tiranía de las ‘fake news’. Las ha habido siempre a lo largo de su historia; las ha habido de todo tipo y, últimamente, gracias a las redes sociales, estamos asistiendo al nacimiento, desarrollo y desenmascaramiento, afortunadamente, de alguna de estas ‘fake news’, que nos permite ver hasta dónde puede llegar la manipulación y, sobre todo, el daño que pueden llegar a hacer.
Vamos a ver algunas ‘fake news’ y a intentar desmontar esas mentiras que algunos han colado en la historia de la Iglesia poniendo a las mujeres en su centro. (…)
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Índice del Pliego
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- La mujer no tiene alma
- La mujer no se ha podido acercar a la Biblia hasta el Concilio Vaticano II
- Las mujeres nunca han tenido poder en la Iglesia
- La Iglesia se basta a sí misma; nunca ha necesitado a las mujeres
- Las consecuencias de estas ‘fake news’