EMILIA ROBLES BOHÓRQUEZ | La escasez de sacerdotes y su media de edad, cada vez más elevada, plantean un grave problema a la Iglesia, sobre todo a ciertas comunidades que, lejos de poder participar en la Eucaristía, tienen que conformarse con una celebración dominical de la Palabra animada por laicos o religiosas en los que se delega. Aunque durante las últimas décadas se han ofrecido propuestas de solución desde diversos ámbitos, la que aquí recogemos del obispo emérito Fritz Lobinger y sus “equipos de ministros ordenados” puede suponer una importante novedad, tanto en el planteamiento de la cuestión como en la resolución de la misma. [Dos formas de presbiterado que coexisten y colaboran – Extracto]
En el nº 2.786 de Vida Nueva.