Pliego
Portadilla del Pliego nº 3.238
Nº 3.238

En casa de san José

La casa de José es su intimidad, su hondura, a través de la cual él mismo nos quiere conducir a nuestras propias estancias interiores. Igual que el discípulo Juan recibió desde aquella hora a María en su casa (‘eis ta idia’), como propia, como suya, en su interior; nosotros también podemos hacer un camino en la casa de José hacia nuestra propia intimidad.



Pongo mi pie en el umbral y me siento invitado a un ámbito donde no se me fuerza a nada, y, sin embargo, como por extraña paradoja, respiro la urgencia, sin demorar un minuto más, de comenzar a resolver la crucial tarea de lo esencial, de lo simple. La sensación del brillo de lo auténtico y lo común. Como si, por fin, encontraras ese lugar añorado donde se aúnan pobreza y poesía; ausencia de sofisticación y elegancia; trabajo intenso y acogida sin condiciones.

Voy a invitarte a recorrer las estancias de la casa de José, advirtiendo que no será una visita turística. A la vez que entras en su casa, notarás, por increíble que parezca, que estás reconociendo tu propia casa y verás, como en un espejo, la alegría de tener casa, el gozo de sentir que tu casa es digna y es hogar para Dios y para el peregrino. José es en la Iglesia el que nos construye la casa, y la guarda y la cuida.

Podemos reconocer en José esa habilidad que tenía Jesús para curar el paso y la mirada de la gente herida, y devolverles a sí mismos con una sensación inexplicable de sentirse por fin en casa, sin huir de su realidad; tal era el milagro que muchos descubrían en sus ojos, y que yo también he vivido. Eso encontré yo en la casa de José, nada que hiciera juego a un interés periodístico o superfluo de curiosidades inútiles. Por eso, dejo de lado la grabadora y la cámara; todo lo que tiene que ver con José no se posee, tan solo se recibe como don.

Cinco estancias

Visitaremos cinco estancias, que ya te indico por si quieres visitarlas en el orden que prefieras:

1. Habitación del silencio: en la que aprendemos a escuchar.

2. Habitación de la noche: en la que se hace patente el sueño de Dios.

3. Habitación del trabajo: en la que el amor se hace creativo e ingenioso.

4. Habitación del acompañamiento: en la que nos convertimos en padres y madres de la vida.

5. Habitación del camino: en la que recuperamos la disponibilidad perdida.

Vida que se entrega

Lo primero que impacta al acercarnos a José es el silencio que lo envuelve todo. Apenas dicen nada los evangelios de él, no pronuncia palabras, actúa; y su actuar es su palabra. (La palabra fundamental es la vida que se entrega. La palabra más importante que Jesús pronunció fue su silencio en la cruz, el ‘Verbum crucis’). La calidad de su silencio encierra un profundo respeto; aunque no comprende, no juzga el misterio que germina en la entraña de María.

Guarda el secreto y se echa discretamente a un lado. José es un recinto de silencio que nos invita a descalzarnos de palabras inútiles y protectoras, y adentrarnos en el misterio de la vida y del ser humano sin precipitación, enfrentando el miedo a lo que no conocemos de nosotros mismos, de Dios, de la vida y de los otros.

Habitualmente, necesitamos la etiqueta o el juicio, para domesticar y amansar lo que nos inquieta, por desconocido, del otro. Hay un silencio atrevido, valiente, hondo y real, que no nos deja resguardarnos tranquilos refugiados en lo sabido, en lo seguro. Muy pocos se atreven con este silencio de José: tenemos miedo a la verdad que nos des-ordena, des-centra, des-coloca, des-plazándonos y redireccionándonos, sostenidos y guiados por el plan que Dios vaya sugiriendo. Todos los planes de José se recrearon en el hermoso suelo de su silencio virgen.

Invitación a callar

Si nos atrevemos a preguntarle a José por este silencio, él mismo nos invitará a callar, parar y escuchar nuestro propio ruido interior y nuestra velocidad (el silencio solo es posible cuando escuchas y acoges tus ruidos y ritmos, tu verdad). Surgirán mil excusas para distraerte, pero no te desanimes, escucha tus desarmonías y adéntrate en la ‘atención amorosa’ a Él, a lo que Él es en ti en este momento, en medio de múltiples distracciones e interferencias, vuelve constantemente a esta verdad de su mirada y presencia en ti.

Porque es cierto (quiero ser sincero), tengo mil excusas contra el silencio del que me habla José en su casa, lo reconozco. Pienso, por eso, que no es, sobre todo, un esfuerzo mío, sino una gracia que pido y espero. Me doy cuenta de que mi servicialidad y disposición para ir y venir no siempre encierran una entrega y disponibilidad limpias, libres de mí; tantas veces esconden aceleración y huida del silencio incómodo y despojador. Hay formas de pobreza interior, vacíos y sequedades que nos aterran y, sin embargo, son condición de posibilidad real para volver a engendrar vida nueva, imaginación, frescura, perspicacia creadora…

Tanto si era carpintero como si realizaba otro oficio artesanal, no era el suyo un silencio ideal, carente de ruidos y chirriar de puertas. No un silencio monástico (con fondo de música de ángeles o gregoriano). Se trata del silencio de una casa normal: ruido en la cocina, ruido del niño, ruido en el trabajo, ruido en la calle, ruido de inquietudes, incertidumbres y preocupaciones. Pero, sin duda, en medio de todo eso, un silencio atento, que escucha cómo la vida pasa, y en todo es Dios en todo el que pasa. Hay un silencio interior en medio del afán diario, hay una atención unificada del alma en el caos aparente y, con mucha frecuencia, la Voz oportuna nos alcanza dentro, en la raíz, justo cuando la agitación y la tormenta más acosan nuestra barca. (…)

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Índice del Pliego

1. HABITACIÓN DEL SILENCIO

  • Silencio de palabras
  • Silencio interior
  • Don de Dios
  • Silencio de poder varonil
  • Un silencio para la escucha…

2. HABITACIÓN DE LA NOCHE

  • En secreto: ‘sin ser notado’
  • En los sueños (desvelamiento del profundo deseo de Dios y del hombre)
  • En la sombra
  • Las estrellas

3. HABITACIÓN DEL TRABAJO

4. HABITACIÓN DEL ACOMPAÑAMIENTO

  • La confianza
  • El Espíritu
  • Nacimiento de Dios
  • Nombrar
  • Buscar
  • Saber marchar y dejar marchar

5. HABITACIÓN DEL CAMINO

  • Disponibilidad para emprender el camino
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