(Antonio Mª Calero, SDB) Hablar o escribir hoy de la familia o sobre la familia comienza a ser un verdadero tópico. Unas veces se hace en clave positiva; otras, en clave polémica; ahora, de forma satisfactoria; después, en perspectiva de un cúmulo de problemas de todo tipo: psicológicos, económicos, educativos, relacionales, etc.; aquí, de forma estimulante y esperanzada; allí, de manera catastrofista resaltando la violencia de género, el ‘divorcio exprés’, la preocupante progresión de los abortos. El hecho innegable, de todas formas, es que la familia está siendo objeto de una atención desconocida hasta no hace demasiados años. Una atención, por otra parte, que merece el argumento en sí. No por nada se ha dicho y repetido, una y otra vez, que la familia es la célula primera de la sociedad. Para los cristianos llega a ser incluso garantía de permanencia del cristianismo en la historia.
Pliego íntegro, en el nº 2.626 de Vida Nueva (del 6 al 12 de septiembre de 2008).