Monográficos sobre temas relacionados con la Iglesia y religión

Ocho años después de publicar Laudato si’, el papa Francisco ha querido compartir de nuevo con los habitantes del planeta sus “más sentidas preocupaciones sobre el cuidado de la casa común” que ya entonces tanto le inquietaban. ¿Por qué ahora? A medida que pasa el tiempo, ha ido advirtiendo que “no tenemos reacciones suficientes”, mientras “el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre”.

Por eso, coincidiendo con la festividad de san Francisco de Asís (4 de octubre), acaba de ver la luz la que no pocos consideran ya la segunda parte de aquella aplaudida ‘encíclica verde’: la exhortación apostólica ‘Laudate Deum’ (LD), un texto sobre la crisis climática actual que permite “precisar y completar” lo que el Pontífice escribió en su momento acerca de “un problema social global que está íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana”.

El nuevo documento papal, mucho más breve (18 páginas) que Laudato si’, se estructura en seis secciones en las que –a lo largo de 73 números– Francisco pasa revista a la crisis climática global (cap.1). Primero, se detiene en esos “signos” de la misma que no se pueden “negar, esconder, disimular o relativizar”, por más resistencias, confusiones o desinformación que haya en torno a este grave problema. A continuación, ahonda en las causas humanas que contribuyen a ello, antes de desgranar los daños y riesgos que podemos sufrir, exigiendo “responsabilidad ante la herencia que dejaremos tras nuestro paso por este mundo”.

Uso del poder

Cómo “el paradigma tecnocrático se retroalimenta monstruosamente” es objeto de reflexión en el cap. 2, en el que el Papa exhorta a repensar nuestro uso del poder y estimula “el aguijón ético” de la conciencia del lector, recordándole cómo “ante el rostro de los hijos que pagarán el daño de sus acciones, aparece la pregunta por el sentido: ¿qué sentido tiene mi vida, qué sentido tiene mi paso por esta tierra, qué sentido tienen, en definitiva, mi trabajo y mi esfuerzo?” (LD 33).

El cap. 3 analiza la debilidad de la política internacional, que no ha sabido aprovechar las crisis (la financiera de 2008 o la del COVID-19 de 2020) para “provocar cambios saludables”, y reivindica la necesaria reconfiguración del multilateralismo “desde abajo”, porque “ya no nos servirá sostener instituciones para preservar los derechos de los más fuertes sin cuidar los de todos” (LD 43).

Avances y retrocesos

En el cap. 4, Francisco hace un recorrido por las conferencias sobre el clima, con sus avances y retrocesos, desde la de Río de Janeiro de 1992 –que condujo a adoptar la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático– hasta el Acuerdo de París de 2015, sin obviar los fracasos o decepciones de otras citas (Madrid 2019). Todo ello antes de lamentar que “los acuerdos han tenido un bajo nivel de implementación porque no se establecieron adecuados mecanismos de control, de revisión periódica y de sanción de los incumplimientos” (LD 53).

Así las cosas, el Papa se pregunta acto seguido qué se puede esperar de la COP28 de Dubai (cap. 5). Y su respuesta no puede ser más clara: “Si hay un interés sincero en lograr que la COP28 sea histórica, que nos honre y ennoblezca como seres humanos, entonces solo cabe esperar formas vinculantes de transición energética que tengan tres características: que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente” (LD 59).

Motivaciones espirituales

‘Laudate Deum’ concluye apelando a las motivaciones espirituales (cap. 6) que brotan de la fe, para que esta ilumine “la relación con los demás y los lazos con todo lo creado”. En este punto, Francisco convoca a “caminar en comunión y compromiso”, al tiempo que invita a cada uno a “acompañar este camino de reconciliación con el mundo que nos alberga, y a embellecerlo con el propio aporte, porque ese empeño propio tiene que ver con la dignidad personal y con los grandes valores” (LD 69). (…)

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