Durante sesenta años hemos recordado la pregunta del cardenal Suenens, arzobispo de Malinas-Bruselas, antes de terminar la primera sesión conciliar: “Iglesia, ¿qué dices de ti misma?”, procurando dar respuesta a la primera de las finalidades del Concilio: expresar cuál es la noción o la conciencia de la Iglesia. Dicha cuestión condesaba también la idea de que la Iglesia debería ser punto de imantación de todas las demás preocupaciones y orientaciones conciliares. Así lo hemos escuchado y leído en tantas ocasiones.
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Tomando una licencia literaria, y atribuyendo características vitales a la propia constitución, podríamos aventurar qué preguntaría hoy el documento a la Iglesia actual: Iglesia, ¿me has interpretado bien?, ¿has sido fiel a mi letra y espíritu (recepción)?, ¿has aplicado bien mis orientaciones?, ¿qué frutos he dado entre los fieles?, ¿cómo esperas seguir desarrollándome?…
Seis pinceladas
Como sería un trabajo ímprobo, basten seis pinceladas sobre estas preguntas que nos ayuden a: identificar la nueva fase de recepción en la que nos encontramos (1); caracterizar el contexto eclesial actual (2); ofrecer un breve apunte histórico (3); presentar una valoración teológica de los principales contenidos de la constitución (4); señalar algunos hitos del camino posconciliar (5); y mirar al futuro contemplando la constitución como horizonte del Sínodo de la Sinodalidad (6).
Han pasado sesenta años y las situaciones histórica y eclesial han cambiado notablemente. Las circunstancias son diferentes, pero el fondo es el mismo: la Iglesia continúa su peregrinaje en esta tierra entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios (san Agustín; LG 8). En medio de esta situación nueva, la Iglesia debe seguir escrutando los signos de cada época y dando respuesta a los perennes interrogantes de la humanidad (cf. GS 4) mientras los lee a la luz del Evangelio y da razón de su esperanza (cf. 1 Pe 3, 15).
Recepción sinodal
Nos encontramos aún inmersos en un “tiempo de aprendizaje”, en medio del proceso de recepción fiel y creativa del Vaticano II, pero en una “nueva fase”, un tiempo de proseguir la asimilación y aplicación de la doctrina conciliar en la vida de la Iglesia que se podría caracterizar como una “recepción sinodal”.
Como recordó Benedicto XVI en algunas ocasiones, el conocimiento científico-técnico de la humanidad progresa por acumulación, pero respecto a los valores morales es cada generación la que tiene que realizar el esfuerzo de hacerlos suyos, conquistarlos de nuevo, porque no se pueden dar por supuestos en muchas ocasiones.
Posibles desviaciones
Trasladando esta idea al marco teológico, podríamos decir que cada generación debe hacer suya la eclesiología que brota de ‘Lumen gentium’, precisamente para evitar dos posibles desviaciones: por una parte, retroceder a una concepción jerarcológica, piramidal y clericalista; y, por otra, entrar en la espiral de un comunitarismo inmanentista, abusivo en sus interpretaciones y carente de referencia institucional.
Solo desde un adecuado y equilibrado enfoque, de una correcta comprensión de “fidelidad en la novedad y novedad en la fidelidad” (Juan Pablo II, ‘Sacrae disciplinae leges’), de la hermenéutica de la reforma en la continuidad del sujeto-Iglesia (Benedicto XVI) y de una “mirada de lo alto y de conjunto” en la que “redescubrir el Concilio es volver a dar primacía a Dios, a lo esencial” (Francisco), cada generación podrá hacer suya la conciencia eclesial que nos dejaron los padres conciliares: una Iglesia que nace de la Trinidad y que es misterio-sacramento, pueblo de Dios, comunión, cuerpo de Cristo y templo del Espíritu Santo, en la que todos sus miembros participan de la universal vocación a la santidad y cuya plenitud solo será alcanzada en la gloria celeste junto a la Virgen María y todos los santos.
El contexto eclesial nos ayuda a entender la importancia de resaltar este aniversario, puesto que todo rezuma sabor eclesiológico.
Sínodo de la Sinodalidad
En primer lugar, acaba de concluir la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos: ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’. El Papa ha anunciado que no publicará una exhortación apostólica postsinodal, sino que ha deseado entregar al ‘santo pueblo fiel de Dios’ el ‘Documento final’ salido directamente de la asamblea sinodal, poniendo así en valor el camino recorrido y señalando cómo hay ya en él “indicaciones muy concretas que pueden ser una guía para la misión de las Iglesias, en los diversos continentes, en los diferentes contextos”, como tendremos ocasión de detallar al final de nuestra reflexión.
Jubileo de 2025
En segundo lugar, nos acercamos a vivir un Jubileo universal que dará comienzo el 24 de diciembre con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro por parte del papa Francisco. Dicha celebración pretende ser “para toda la Iglesia una experiencia de gracia y esperanza”, de fortalecimiento de los lazos intraeclesiales, que quiere extenderse a toda la sociedad resaltando, dentro de la clave de la penitencia y la misericordia, la dimensión de catolicidad de una manera altamente significativa, al poner de manifiesto la unidad en la diversidad ministerial, carismática, misionera, testimonial de los creyentes con la convocatoria de las diferentes celebraciones específicas.
1700 años de Nicea
Y como tercera clave, nos disponemos a vivir el 1700º aniversario del primer concilio ecuménico, celebrado en Nicea en el año 325. En esta efeméride se funden la conciencia de la Iglesia universal reunida en concilio con su autoridad magisterial para establecer la vinculación de las formulaciones de la fe emanadas con la comunión eclesial. “Los padres conciliares quisieron comenzar ese Símbolo utilizando por primera vez la expresión ‘Creemos’ como testimonio de que en ese ‘nosotros’ todas las Iglesias se reconocían en comunión, y todos los cristianos profesaban la misma fe”. Por eso, esta celebración “debería ser una ocasión para profundizar y confesar juntos la fe cristológica y poner en práctica formas de sinodalidad entre los cristianos de todas las tradiciones”.
Se trata, pues, de tres polos que conectan con la identidad, la comprensión y la misión de la Iglesia que solo pueden ser vividos en su adecuada dimensión desde la eclesiología nacida de ‘Lumen gentium’. (…)
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Índice del Pliego
Un título con evocación
1. Nueva fase de recepción
2. Contexto eclesial: Sínodo, Jubileo y Nicea
3. Alguna nota histórica y la trascendencia de un esquema
- Primera sesión y primer esquema
- Segunda sesión y segundo esquema
- Tercera sesión y esquema final
4. Tres principios teológicos de ‘Lumen gentium’
- a) La concepción de una Iglesia misterio y sacramento
- b) La naturaleza del pueblo de Dios
- c) La doctrina de la sacramentalidad del episcopado
5. Senderos posconciliares en la recepción de ‘Lumen gentium’
- a) Pablo VI
- b) Juan Pablo II
- c) Benedicto XVI
- d) Francisco
6. ‘Lumen gentium’, fundamento y horizonte del Sínodo de la Sinodalidad
Coda final: ‘Credo Ecclesiam’