ÁNGEL MORENO, de Buenafuente | A punto de concluir el Jubileo Extraordinario convocado por Francisco, uno de los Misioneros de la Misericordia muestra su agradecimiento por esta iniciativa papal, al tiempo que nos habla de la experiencia del perdón como antesala para disfrutar del regalo de la misericordia. Y lo hace acudiendo a Jesús, que se muestra solidario desde el discurso de las bienaventuranzas, porque la posibilidad evangélica que tiene el creyente de ser misericordioso está en saberse necesitado.
Misericordia quiero, no sacrificios. En la clausura del Jubileo [extracto]
Publicado en el número 3.010 de Vida Nueva. Ver sumario