(Juan Carlos Rodríguez) Leemos para entretenernos, para concienciarnos, para hacernos mejores, para gozar, para conocer, para olvidar, para vivir, para sentirnos acompañados. Leemos en la soledad, en la nostalgia, en el duelo o en la tristeza, pero, sobre todo, hay lecturas que crecen con nosotros. Lecturas que nos acompañan según van pasando como páginas las etapas de nuestra vida. Lecturas que nos esperan detrás del horizonte. Por ello, podemos establecer, lejos de cualquier ambición canónica, un intento de concentrar una relación de libros imprescindibles para toda una vida: novelas y cuentos para ser leídos por niños, jóvenes, ya adolescentes, en los intrépidos 20 años, en la madurez de los 30 y la crisis de los 40, en los cincuenta y tantos, en la jubilación… Libros que, con el largo verano por delante, nos sugieran lecturas más allá de las novedades de cada día y que, paralelamente, nos motiven un ejercicio de reconstrucción de nuestro mapa vital y literario. ¿Qué libros fueron fundamentales en nuestra infancia? ¿Con 20 años? ¿Ahora que se acerca la jubilación? Siete escritores de diversas edades, desde Care Santos a Gustavo Martín Garzo y Eduardo Mendoza, nos hablan de sus lecturas preferidas y de si sus gustos literarios cambian con los años. A la vez que transitamos por una propuesta muy personal a través de 25 novelas que bien podrían resumir una vida.
Pliego íntegro, en el nº 2.670 de Vida Nueva (del 25 al 31 de julio de 2009).
