¿DÓNDE COMIENZA LA PASCUA DEL SEÑOR?
Empiezo a escribir estas páginas cuando recibo la noticia del “corredor humanitario” que han abierto los Hermanos de San Juan de Dios para los refugiados. El día 27 de febrero llegaron a Ciempozuelos y a Manresa 220 hijos e hijas de Dios, el mismo Dios a quien bendecimos por la valentía e integridad de estos religiosos que, dejándose llevar por la fuerza, la gracia y el amor del Espíritu Santo, testimonian con su fe el olor de las buenas obras. La compasión y la misericordia de una Iglesia en salida, a la que tanto nos exhorta y urge el papa Francisco, tiene rostro concreto.
Y es ahí donde podemos no solo contemplar sino tocar al “Cristo llagado” que nos refiere santa Teresa de Jesús y que marcó un antes y un después en su seguimiento del Maestro. Es ahí, en esta realidad concreta, como en tantos otros lugares, donde podemos acercarnos a las llagas del Señor: “Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás… que aceptemos de verdad entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y conozcamos la fuerza de la ternura. Cuando lo hacemos, la vida siempre se nos complica maravillosamente” (EG 270), nos dice el papa Francisco.
Por ello, la primera respuesta a la pregunta ¿dónde comienza la Pascua del Señor? es que hay que descender siempre más abajo, pues, como seguidores suyos, el abajamiento hasta lo último y el vaciamiento nos incorpora a todos en Él y permite reencontrarnos con un nuevo modo de existir siempre hacia los demás, porque nuestra vida la experimentamos como un continuo donarse de Dios. Se trata de acoger y colaborar en la construcción del Reino de Dios que empieza ya con Jesucristo.
Índice
I. LA ENCARNACIÓN
II. EL DESPRECIO
III. LA CENA DE DESPEDIDA
IV. LA TRAICIÓN
V. EL CAMINO DE LA CRUZ
VI. LA CRUCIFIXIÓN
VII. LA PASCUA
VIII. CRISTO VIVO CAMINA A NUESTRO LADO EN FIGURA DE OTRO