41. Una Iglesia a la defensiva, que pierde la humildad, que deja de escuchar, que no permite que la cuestionen, pierde la juventud y se convierte en un museo. ¿Cómo podrá acoger de esa manera los sueños de los jóvenes? Aunque tenga la verdad del Evangelio, eso no significa que la haya comprendido plenamente; más bien tiene que crecer siempre en la comprensión de ese tesoro inagotable.
Querido Francisco:
Gracias por tu intensa carta en la que impulsas una auténtica “pastoral sinodal” de la Iglesia con los jóvenes. Sinodal porque es incluyente, sin barreras o puertas giratorias. Pero, sobre todo, porque integra las sensaciones, las dudas, las preocupaciones o, incluso, los silencios con los que los jóvenes mantienen a la Iglesia siempre en tensión para mostrar el rostro de Dios que necesitan las personas de nuestro tiempo.
Tus palabras de aliento en esta exhortación me ayudan a descubrir las auténticas raíces en las que nace y germina la fe y, a la vez, el horizonte del Reino que lleva a transformar todos los ambientes eclesiales. La condición para que se oiga la voz de los jóvenes es que la comunidad cristiana sea capaz de escuchar. Cuando esto ha sucedido en el pasado, la vuelta al Evangelio ha desarrollado sueños renovadores. (…)
Mateo González Alonso
174. Pero sobre todo, de una manera o de otra, sean luchadores por el bien común, sean servidores de los pobres, sean protagonistas de la revolución de la caridad y del servicio, capaces de resistir las patologías del individualismo consumista y superficial.
Querido Francisco:
Con gusto e interés he acogido la nueva exhortación ‘Cristo vive’, que con tanto cariño nos diriges a las personas jóvenes. He sentido la alegría de tu acompañamiento confiado y sereno que nos estimula y nos provoca al seguimiento de Jesucristo. Como militante de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), sintiéndote amigo, hermano y compañero en el camino de la vida, quiero agradecerte, sobre todo, el cariño y la preocupación que tienes por nosotros los jóvenes, nuestra vida concreta, nuestros proyectos y dificultades, y haber tenido el gesto de regalarnos otra joya de tu magisterio, presentándote, una vez más, como el “testigo-misionero” que cada bautizado está llamado a ser.
Cuando las palabras salen del corazón, nunca vuelven vacías, sin duda estimulan; cuando esas palabras van avaladas con gestos sinceros, nos entusiasman; y si el entusiasmo encuentra un corazón abonado, surge el compromiso. Tú estás convencido de que el corazón de todo joven es un campo que Dios prepara para dar fruto, y con un lenguaje claro, directo, propositivo y entusiasta nos convocas a la esperanza, a desarrollar una vida plena de sentido y a comprometernos en la transformación de la realidad desde el encuentro personal con Jesucristo. (…)
Raquel Lara
199. Si caminamos juntos, jóvenes y ancianos, podremos estar bien arraigados en el presente, y desde aquí frecuentar el pasado y el futuro: frecuentar el pasado, para aprender de la historia y para sanar las heridas que a veces nos condicionan; frecuentar el futuro, para alimentar el entusiasmo, hacer germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas.
Querido Francisco:
La Iglesia, desde su origen, se ha caracterizado por ser comunidad. Sin embargo, en este momento de la historia, creo que la fe se vive de una forma muy individualista. Esta fragmentación nos lleva a vivir una religión un poco personal y, como bien dice, sin contextualizar el presente con una visión histórica que implique el reconocimiento de lo pasado y una proyección confiada hacia el futuro.
Pienso que debemos caminar juntos como comunidad de iguales y como comunidad diversa. Para nuestros jóvenes es muy importante la conciencia de grupo, estar juntos. Se agrupan en torno a un equipo de fútbol o siguiendo a un cantante concreto. Estas cosas les hace sentirse unidos. En muchas ocasiones, la queja de los jóvenes es común: “Es que ninguno de mis amigos cree en Dios”, “es que soy el único de mi edad que va a misa”. Es importante que haya experiencia de grupo, que se sientan acompañados y entendidos. Que experimenten que otros jóvenes caminan por el mismo camino, a su mismo ritmo, con sus mismas preocupaciones. Necesitan avanzar junto a otros que experimentan lo que están viviendo ellos. Si no es así, se seguirá repitiendo la experiencia de Tomás: creyentes, más o menos, que recorren sus caminos de manera individual y se pierden la experiencia comunitaria. (…)
Miguel Ángel Garrido Corral
203. Quiero destacar que los mismos jóvenes son agentes de la pastoral juvenil, acompañados y guiados, pero libres para encontrar caminos siempre nuevos con creatividad y audacia. Por consiguiente, estaría de más que me detuviera aquí a proponer alguna especie de manual de pastoral juvenil o una guía de pastoral práctica. Se trata más bien de poner en juego la astucia, el ingenio y el conocimiento que tienen los mismos jóvenes de la sensibilidad, el lenguaje y las problemáticas de los demás jóvenes.
Querido Francisco:
Escribo con cariño para reflexionar en torno a un aspecto que aparece en la carta que recibimos este 2 de abril, que tiene por nombre ‘Christus vivit’. Espero que estas líneas, que escribo como responsable de un movimiento de Pastoral Juvenil (Juventud Estudiante Católica) pero, sobre todo, como un joven más, puedan ayudar a buscar caminos para hacer vida tus palabras en medio de las realidades con las que trabajamos “viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra” y en el compromiso con nuestra propia vocación “para ayudar a todos los cristianos a redescubrir el vínculo entre profesión y vocación en toda su fecundidad para la vida de cada uno y en virtud de la orientación profesional de los jóvenes con una visión vocacional”, pues es la vocación en lo que estudiamos y trabajamos lo que nos llevará a ser “santos hoy”. (…)
Eduardo Martín Ruano
287. Para discernir la propia vocación, hay que reconocer que esa vocación es el llamado de un amigo: Jesús. A los amigos, si se les regala algo, se les regala lo mejor. Y eso mejor no necesariamente es lo más caro o difícil de conseguir, sino lo que uno sabe que al otro lo alegrará. Un amigo percibe esto con tanta claridad que puede visualizar en su imaginación la sonrisa de su amigo cuando abra su regalo. Este discernimiento de amistad es el que propongo a los jóvenes como modelo si buscan encontrar cuál es la voluntad de Dios para sus vidas.
Querido Francisco:
Antes que nada, permíteme tutearte en esta carta, que quiere ser reflexión, respuesta, celebración… de la que tú nos has escrito recientemente, ‘¡Vive Cristo!’ La verdad es que esta carta tuya me ha pillado un poco por sorpresa, se podría decir que estaba todavía abriendo el regalo del Documento Final del Sínodo de los Jóvenes cuando me encuentro con esta exhortación escrita en un lenguaje muy directo, joven, fresco, con ejemplos de la vida cotidiana, claros, cercanos; si todo el proceso sinodal ha sido un esfuerzo por convertir modos, dinámicas y estructuras en elementos más ágiles y participativos, considero que este documento es un buen “broche” al camino recorrido (menos mal que un broche cierra, pero también abre, así que por qué no soñar que se abre, en este sentido y con este documento, un tiempo nuevo).
Cuando pienso en la pretensión de tu carta, reconozco que me da un poco de vértigo y las preguntas se me agolpan en la cabeza. ¿Sentirán los jóvenes que está escrita para ellos? (…)
Ana Madueño
Índice del Pliego
EL RIESGO DE ESCUCHAR A LOS JÓVENES, por Mateo González Alonso
CUENTA CONMIGO PARA CONSTRUIR UN MUNDO MEJOR, por Raquel Lara
NO DESPLAZAMOS, CRECEMOS UNIDOS, por Miguel Ángel Garrido Corral
AGENTES ACTIVOS EN UNA PASTORAL VIVA Y PARA LLENAR DE VIDA, por Eduardo Martín Ruano
JESÚS, ACEPTO TU SOLICITUD DE AMISTAD, por Ana Madueño