JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Todo está preparado para la visita ad limina que los obispos españoles realizarán a Roma, en lo que se considera uno de los gestos más significativos de comunión eclesial. Prevista por el Código de Derecho Canónico, se realiza cada cinco años, aunque en esta ocasión han transcurrido nueve desde la última, en enero de 2005, pocos meses antes de la muerte de Juan Pablo II. A la visita, que incluye un encuentro con el Papa y sus más estrechos colaboradores y la oración ante la tumba de los apóstoles Pedro y Pablo, ha precedido un informe de cada una de las Iglesias locales. A su vuelta, los obispos celebrarán la CIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal y elegirán, entre otros cargos relevantes, al nuevo presidente. Esta visita sirve de pie de estribo no solo para recordar su origen y significado, sino también para ofrecer varias acotaciones al “hoy” de la Iglesia española y a sus desafíos urgentes. Y todo en un nuevo tiempo que se abre con el pontificado del papa Francisco y el relevo en el ejecutivo episcopal español.
Retos para la Iglesia en España, ante la próxima visita ‘ad limina’ [extracto]
Pliego íntegro en el nº 2.883 de Vida Nueva. Del 22 al 28 de febrero de 2014