(José Antonio Merino, OFM) A punto de concluir este 2008, declarado por la ONU Año Internacional del Planeta Tierra, no queremos desaprovechar la ocasión para reflexionar sobre lo que ya muchos consideran el problema más urgente y acuciante de la humanidad: la defensa del medio ambiente. La mirada de Francisco de Asís hacia la creación, impregnada de ese modo tan particular que él tuvo de vivir la utopía de la gran fraternidad cósmica, nos invita a cultivar mucho más que una ética ambiental, una profunda espiritualidad ecológica. Las generaciones futuras nos lo agradecerán.
Pliego íntegro, en el número 2.637 de Vida Nueva (del 22 al 28 de noviembre de 2008).