Pliegos
Portadilla del Pliego, nº 3.373

En el milenario de la muerte de san Enrique II

Este 13 de julio hace exactamente mil años que murió una de las figuras más descollantes de la Edad Media: Enrique II, el Santo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, cuya corta vida dejó una honda huella en la política, la espiritualidad y el arte. Junto a su esposa, la emperatriz Cunegunda de Luxemburgo, alcanzó el honor de ser la única pareja real canonizada por la Iglesia, un matrimonio ejemplar, admirado en su tiempo y reconocido por su santidad en los siglos posteriores. Conscientes de las obligaciones que les imponía su sobresaliente posición, supieron mantenerse firmes en la fe, afincados en la esperanza y con infinidad de muestras de amor, adoptando siempre una actitud de moderación y temor de Dios, de tal modo que su permanente virtud salió victoriosa. Aunque hoy no son honrados como merecen, la ciudad de Bamberga sigue manteniendo especial veneración por su legado y le dedica homenajes sin cuento.