Saiz Meneses llega a Sevilla dispuesto a afrontar la “crisis económica y el fenómeno migratorio”

  • La catedral hispalense acoge la toma de posesión del nuevo arzobispo, una celebración en la que ha sido presentado por el nuncio apostólico, Bernardito Auza, y concelebrada por unos 40 obispos
  • La parroquia de Jesús Obrero, en el conflictivo barrio de las 3.000 viviendas, recibirá la visita del nuevo prelado este lunes

Saiz Meneses llega a Sevilla dispuesto a afrontar la “crisis económica y el fenómeno

Tras la despedida oficial, hace una semana, de Juan José Asenjo Pelegrina, la catedral de Sevilla ha acogido este sábado, 12 de junio, la toma de posesión de José Ángel Saiz Meneses como nuevo arzobispo de Sevilla procedente de Terrasa. La celebración, presidida en un primer momento por el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, ha comenzado a las 11.00 h. cuando el nuevo sucesor de san Isidoro ha sido recibido en la Puerta de la Asunción –la principal de la seo– por el Cabildo catedralicio.



Como es habitual, Asenjo, como administrador apostólico, se ha dirigido a los fieles, el nuncio ha presentado a Saiz y ha pedido que se muestren y lean las letras apostólicas con el nombramiento del nuevo arzobispo. Después de ha evidenciado el relevo opcupando Saiz la cátedra y recibiendo el báculo –presidiendo desde ese momento la misa el nuevo prelado–.

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Caridad y devoción

Asenjo ha destacado las “la hermandad y el hospital de la Santa Caridad” entre las instituciones históricas que han sabido ponerse “al servicio de cuantos van quedando en las cunetas de la sociedad como consecuencia de la pandemia que nosaflige y su consiguiente crisis económica”. “Pronto te sentirás orgulloso de la tarea y el compromiso de la Cáritas diocesana y de las Cáritas parroquiales”, destacó junto a los fieles y las “cerca de 700 hermandades y cofradías”.

De estas señaló que “son un dique formidable contra la secularización. Contribuyen de forma decisiva a mantener fresco el humus cristiano de esta tierra. Son para muchos sevillanos camino de vida cristiana, de formación, de impulso apostólico y de servicio a los pobres, como se está demostrando en estos momentos críticos”.

Frente a la cultura relativista 

En su homilía, el nuevo obispo, “ante la nueva misión que inicio entre vosotros os invito a dar gracias a Dios por su llamada, por su elección, por la misión de la cual somos partícipes”. El prelado ha tenido palabras de agradecimiento hacia el obispo emérito, las autoridades y diferentes representantes y también ha querido tener “un recuerdo desde lo más hondo de mi corazón para mis padres, Jesús y Concepción, que desde la casa del Padre se unen a nosotros”. Saiz ha ofrecido su “colaboración leal en todo lo que se refiera al bien común y a la paz social de nuestro pueblo, especialmente a los más necesitados, a los más golpeados en estos momentos a causa de la pandemia” a las autoridades civiles.

Tras repasar la “historia fecunda y brillante” de la diócesis, el nuevo obispo ha ratificado su misión actual de “remar mar adentro” –lema del prelado– “afrontando los desafíos del momento actual, recordando con gratitud el pasado, viviendo con pasión el presente y abriéndonos con confianza al futuro”, apuntó citando Juan Pablo II. Y es que, prosiguió, “no son pocos ni menores los desafíos del mundo actual. El desafío de una cultura dominante relativista en la que no caben valores absolutos ni juicios universales, ya que todo está en función de la percepción subjetiva de cada uno y de los intereses de los grandes grupos de poder”. Por ello, condenó “una actitud egoísta, en comportamientos contrarios a los más débiles y a la vida misma, en la ‘cultura del descarte’”.

Afrontando la crisis

Especialmente preocupado se ha mostrado de que “la crisis sanitaria de la COVID-19 ha desencadenado una crisis económica y social sin precedentes, que se suma a los flujos migratorios de naturaleza económica y también a causa de los conflictos bélicos. Situaciones gravísimas de pobreza material, y también nuevas pobrezas a causa de la soledad, la falta de afecto, de energías físicas, de sentido, la falta de fe, que es la pobreza más importante”.

Ha lamentado el “desafío de la desvinculación y la liquidez, porque hemos pasado de una sociedad moderna que buscaba la solidez en los grandes principios, a una sociedad posmoderna líquida y voluble” que genera “la fragmentación de las vidas, la desconfianza, la precariedad de los vínculos humanos”. “Nuestros contemporáneos necesitan llenar su vida de sentido, de paz, de amor, de Dios”, reivindicó. “Ante la pérdida de sentido y el empobrecimiento espiritual, ofrecemos el sentido de la trascendencia, la seguridad de que el ser humano es capaz de encontrarse con Dios. En un mundo secularizado hemos de ayudar a nuestros coetáneos a alzar la mirada al cielo y elevar el nivel de sus horizontes vitales”, apuntó.

“Ante la crisis económica y el fenómeno migratorio, hemos de ser solidarios con el sufrimiento humano y testigos de la misericordia de Dios. La actividad de la Iglesia tiene que ser una expresión del amor de Dios”, reclamó señalando que el “papa Francisco nos pide que vivamos como una Iglesia que sale al encuentro del pobre, del más débil; una Iglesia que se conmueve, que se compadece y se acerca, que afronta las situaciones y aplica los remedios adecuados, que cura las heridas y ofrece calidez al corazón, como Jesús”. En este sentido, según ha podido saber Vida Nueva, una de las primeras parroquias de la diócesis que visitará el próximo lunes, 14 de junio, será la de Jesús Obrero, en el (tristemente, pos su conflictividad) conocido barrio de las 3.000 viviendas, en la periferia hispalese.

Seguir remando 

“Vamos a seguir caminando juntos en la vida y en la misión de la Iglesia, en sinodalidad, poniendo en práctica la espiritualidad de la comunión”, manifestó. Mandato que transmitió a todos los fieles ya que “el Señor nos ha elegido y nos envía para que demos un fruto abundante y duradero. A pesar de las dificultades del momento presente, a pesar de nuestra pobreza y pequeñez”, destacó implorando a los santos diocesanos.

“Con tan grandes ejemplos, con la gracia de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo, seguiremos remando mar adentro, seguiremos echando las redes, confiando en el Señor y en los hermanos con los que compartimos el camino”, concluyó encomendándose a Nuestra Señora de los Reyes, trasladada para la ocasión al llamado altar del Jubileo desde el que se ha celebrado la misa.

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Un relicario único

En la celebración, a pesar de las restricciones, han participado cerca de 40 cardenales, arzobispos y obispos españoles, según la diócesis hispalense. El cardenal arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo, y los cardenales Juan José Omella, Antonio Cañizares y Antonio María Rouco, han acogido al nuevo prelado. El alcalde Juan Espadas ha esta al frente de la representación de autoridades civiles, militares y académicas.

Para la ocasión, se han rescatado del tesoro de la catedral un relicario del ‘Lignum Crucis’ de esmaltes y camafeos con el grupo escultórico de la Piedad, donada a la catedral en 1389 por el cardenal Pedro Gómez Álvarez de Albornoz –que se verá en ‘Las Edades del Hombre’ de este año–, unas bandejas de plata o un cáliz de oro del siglo XVIII.

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