Esta obra de Enrique Lluch (PPC, 2010) es recensionada por Luis González-Carvajal.
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Por una economía altruista. Apuntes cristianos de comportamiento económico
Autor: Enrique Lluch Frechina
Editorial: PPC
Ciudad: Madrid
Páginas: 217
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(Luis Glez.-Carvajal Santabárbara) Enrique Lluch Frechina (Almàssera, 1967) es un profesor de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia cuya formación le ha permitido ensayar en éste su primer libro un trabajo interdisciplinar: es doctor en Ciencias Económicas y bachiller en Teología.
El autor no se centra en las cuestiones macroeconómicas, sino en las decisiones económicas cotidianas que debe tomar el ciudadano medio de los países del Norte y la mayoría de las veces lo hace sin demasiado espíritu crítico, dejándose arrastrar por el ambiente. Considera que, ante todo, es preciso clarificar cuáles deben ser nuestras metas económicas, distinguiendo entre las necesidades y los deseos. Las necesidades son limitadas y los deseos debemos procurar que lo sean también si queremos vivir satisfechos y poder preocuparnos de los demás (capítulo 1). A partir de esa distinción, reflexiona sobre el consumo responsable (cap. 2), el ahorro y el endeudamiento (cap. 3) y el trabajo (cap. 4).
Todos los temas siguen el esquema ver-juzgar-actuar. Comienzan con una explicación socioeconómica del tema, sigue una iluminación desde la fe cristiana y terminan con unas sugerencias de actuación altruista. El autor sostiene que, aunque no sea fácil actuar así –porque supone remar contra corriente–, es posible hacerlo y supone un crecimiento en humanidad para quienes lo practiquen. Además, si se generalizaran esos comportamientos altruistas, se transformaría el conjunto de la realidad económica desde dentro de modo no traumático, tal como sugería el lema empleado hace unos cuantos años en la campaña de Manos Unidas: Cámbiate a ti mismo para cambiar el mundo.
El libro termina con un apéndice en que muestra la coherencia entre sus planteamientos y la reciente encíclica Caritas in veritate, de Benedicto XVI.
Son reflexiones orientadas no tanto a acrecentar los conocimientos del lector cuanto a orientar correctamente sus decisiones económicas. Por eso, la explicación socioeconómica emplea un lenguaje muy sencillo, comprensible por todos, y cada capítulo termina con unas preguntas que pueden servir para reflexionar personalmente o en grupo.
Terminaré con una observación crítica: la iluminación desde la fe cristiana en algunos momentos me ha parecido un poco traída por los pelos –haciendo hablar a la Biblia de problemas que no se daban en su tiempo–, sin la hermenéutica necesaria en estos casos.
En el nº 2.704 de Vida Nueva.
