(Alejandra Peñalver– Corresponsal de Vida Nueva en Asia) Con las decisivas elecciones presidenciales de mayo a la vuelta de la esquina, Filipinas vive ya inmersa en una campaña electoral donde la Iglesia católica tiene mucho que decir. Tras casi cuatro siglos de colonización española, el archipiélago sigue practicando la religión que les legaron sucesivas generaciones de misioneros. No en vano, más del 90% de la población –92 millones de personas– profesan la religión cristiana, lo que convierte a Filipinas en el país asiático con mayor número de católicos.
No obstante, la enorme amplitud territorial del archipiélago –compuesto por más de 7.000 islas–, así como las características estructurales de la propia sociedad filipina, contribuyen a que esas elecciones sean especialmente turbulentas. “Espero que la Iglesia católica filipina no se deje llevar por el politiqueo y no se deje influir por los candidatos, ya sean católicos, protestantes o de cualquier otra religión”, relata a Vida Nueva Emiliano Pérez, profesor del Colegio Rosaryhill, de Hong Kong, y gran conocedor de la ex colonia española por ser uno de sus primeros destinos nada más aterrizar en Asia. “La jerarquía debería mostrarse neutral, porque su labor es educar al pueblo en el sentido de la honestidad y predicar la justicia social”, opina Emiliano, para quien los abusos de poder y la corrupción son una constante en aquel país.
Compromiso con la vida
Sin embargo, la Iglesia católica en Filipinas ya ha tomado posición en la contienda. Hace unas semanas hizo público su compromiso con la vida y la familia, invitando a los votantes a que emitan su voto libremente, pero “teniendo en cuenta el interés social por encima incluso del personal”. Así lo expresaban los obispos filipinos en el recién publicado Catecismo sobre Familia y Vida para las Elecciones de 2010.
En él se les pide a los gobernantes “cultivar una moralidad iluminada por la fe”, en palabras de Paciano Aniceto, arzobispo de San Fernando y presidente de la Comisión Episcopal de Vida y Familia. Los obispos y curas filipinos reiteran una vez más su firme postura en contra del aborto, la eutanasia y todas las políticas que socavan los valores de la familia. Por esta razón, exigen a los políticos filipinos que se pronuncien a favor o en contra del Documento sobre Salud Reproductiva (Reproductive Health Bill), un controvertido proyecto de ley que se está discutiendo actualmente en el Congreso filipino.
Dicho texto rechaza el aborto clínico, pero estipula que las parejas no puedan tener más de dos hijos bajo pena de cuantiosas multas e, incluso, pena de cárcel. Además, apoya la creación de centros y escuelas donde se repartan la píldora abortiva –prohibida por ley–, condones y se realice la esterilización voluntaria.
El debate lleva abierto cerca de cuatro años, aunque nunca ha conseguido los 120 votos que necesita para su aprobación, entre otras cosas, por la oposición de los grupos católicos, así como el de la actual presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, contraria a las políticas de planificación familiar y al aborto.
Crece el islam
Pero, más allá de las elecciones de mayo, la Iglesia católica filipina se enfrenta a otro problema: los crecientes enfrentamientos entre católicos y musulmanes, sobre todo en el sur del país, donde los radicales islámicos están imponiendo su fe, muchas veces a través de la violencia. “La relación entre la gente de las dos religiones es de desconfianza y recelo. No es fácil para minorías cristianas vivir entre musulmanes”, asegura Emiliano. Y es que la situación en el sur del país, (Mindanao, Joló, Basilan, etc.), donde “la religión musulmana se va haciendo más fuerte y va ganando más adeptos”, no es muy halagüeña. “La comunidad católica, que es minoritaria en muchas ciudades del sur, vive con miedo y muchas veces tiene que buscar protección en el Ejército”, dice Emiliano.
Ante esta situación se enfrentan un total de 99 candidatos. Se trata de un récord de candidaturas en la historia democrática filipina, pese a que sólo cuatro de ellos tienen posibilidades reales. Los dos principales favoritos, Benigno Aquino –hijo del gran icono de la democracia filipina, Cori Aquino– y Manuel ‘Manny’ Villar han reconocido reiterada y públicamente su fe católica. Si bien el primero cuenta con el respaldo de los muchos seguidores que veneraban a su madre, Villar puede apoyarse en el inestimable carisma y tirón mediático del hermano Mike Velarde, líder de El Shaddai, un movimiento de inspiración católica que goza de enorme influencia entre la inmensa clase baja filipina.
En el nº 2.700 de Vida Nueva.