(Justo Lacunza Balda, Padre Blanco, ex rector del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islamistas) El anuncio del próximo Sínodo de los Obispos para Oriente Medio, del 10 al 24 de octubre de 2010, abre un nuevo capítulo en la historia de las comunidades cristianas de la región. Los Lineamenta fueron presentados en la Sala de Prensa de la Santa Sede el 19 de enero. Son un esquema con las líneas principales del tema central del debate sinodal: La Iglesia católica en Oriente Medio: comunión y testimonio. La multitud de creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. El texto, publicado en italiano, inglés, francés y árabe, servirá de documento de base para la preparación de la asamblea.
Va acompañado de un cuestionario (32 preguntas) al que los obispos deberán contestar antes de Pascua. Así, los expertos compilarán las respuestas y elaborarán un documento de trabajo. Será Benedicto XVI quien lo entregará a cada participante en ese Sínodo durante su viaje apostólico a Chipre del 4 al 6 de junio del presente año. Un acto lleno de simbolismo que tiene como finalidad principal poner de relieve la importancia del evento eclesial y subrayar la urgencia de examinar detenidamente los retos y las dificultades de la Iglesia católica en los diferentes países de Oriente Medio.
El documento en cuestión está dividido en tres capítulos. El primero lleva por título La Iglesia católica en Medio Oriente. Después de una presentación somera de la historia de las Iglesias de Oriente, el texto pone de relieve dos grandes problemas que atañen en modo particular a Oriente Medio. Por un lado, los conflictos actuales: Israel-Palestina, Irak y Líbano. Por otro, la cuestión vital de la libertad religiosa. No cabe la menor duda de que la precaria situación de guerra ha creado no sólo tensión constante y continuos enfrentamientos entre comunidades, sino que también ha causado muerte y destrucción, ha alimentado el odio y la violencia y ha contribuido a crear un clima enrarecido de miedo, rabia y ansiedad. A todo ello hay que añadir, como en el caso de Irak, los ataques sectarios contra los lugares de culto cristiano, la confiscación de propiedades y la expulsión forzada de los domicilios para atribuirlos a los nuevos propietarios musulmanes. Muchos cristianos han perdido la vida, sobre todo en Irak, y han presenciado atónitos la quema y el saqueo de sus iglesias. La libertad religiosa de los cristianos corre grave peligro en Oriente Medio. Lo narra la historia reciente, lo demuestran los hechos incontestables y lo testimonian los creyentes de fe cristiana. Ellos continúan siendo amenazados y perseguidos. Muchos cristianos han tenido que abandonar sus propios países y buscar refugio principalmente en Europa y América, donde esperan encontrar la libertad de culto necesaria que tanto ansían y desean.
El segundo capítulo del documento se titula La comunión eclesial. Las reflexiones que ofrece el texto manifiestan la necesidad de armonía, de entendimiento y de colaboración entre las diversas Iglesias cristianas. La inter-comunión parece ser una cuestión primordial, ya que es un termómetro que indica el grado de cooperación entre los obispos y la labor pastoral del obispo al interior de su comunidad. Los cristianos de Oriente Medio atraviesan una situación histórica muy dura, penosa e inestable. Además, viven en la incertidumbre al ser minoría en países de mayoría musulmana. A todo esto hay que añadir el viento amenazador del islamismo radical, que fuerza la islamización global en toda la región.
El tercer capítulo de los Lineamenta lleva por título El testimonio cristiano. Los cristianos de Oriente Medio están llamados a vivir su fe en un contexto cultural influenciado esencialmente por la presencia del Islam en las instituciones, en la política y en la vida pública. Esto requiere una progresiva formación de los cristianos para profundizar en su fe y pide constantemente una actitud sincera de diálogo, respeto y apertura hacia todos aquéllos que no comparten la misma tradición religiosa. De aquí se deduce que el diálogo judeo-cristiano y el diálogo islamo-cristiano adquieran un relieve particular y tengan un papel esencial en la vida y actividad de las Iglesias en el contexto geográfico de Oriente Medio. La fe cristiana es fundamentalmente encarnación, comunicación y diálogo. Todo ello tiene que ver directamente con el testimonio, el ejemplo y las obras de la vida individual y comunitaria. Quizás lo más importante de todo sea que “los cristianos tengan un solo corazón y una sola alma”. En ese sentido, la gestación de este Sínodo puede constituir un gran aliciente que permita a todas las Iglesias dar testimonio de amor, de unidad y de paz.
En el nº 2.693 de Vida Nueva.