“Cuando uno descubre que Dios lo llama a algo, que está hecho para eso, entonces será capaz de hacer brotar sus mejores capacidades de sacrificio, de generosidad y de entrega” (Christus vivit, 273). Con la publicación de la exhortación postsinodal el pasado abril, el papa Francisco no cerraba el Sínodo de los Jóvenes, sino que abría el post Sínodo.
Tras analizar la realidad juvenil, llega el momento de seguir caminando con ellos buscando “nuevos caminos para la Iglesia”, como recoge el título de la actual asamblea sinodal sobre la región Panamazónica. Christus vivit no puede dormir el sueño de los justos en un cajón. Tampoco puede ser un libro más en nuestra estantería. La exhortación que recoge el recorrido sinodal tiene que hacerse vida en el día a día con nuestros jóvenes.
Se han abierto nuevas vías de tránsito y ahora es momento de establecer líneas de acción que permitan arrancar iniciativas que logren conectar con el mundo millennial. Francisco ha pedido que traduzcamos la exhortación a los jóvenes, puesto que su extensión y estilo requieren separar los puntos dedicados a los agentes de pastoral de los puntos en los que el Papa se dirige a ellos de tú a tú. Seis meses después, ¿lo hemos hecho? Es necesario, puesto que toda la Iglesia está obligada a lograr que la comunidad de creyentes rejuvenezca, más si cabe quienes tienen en la pastoral juvenil su principal misión.
Encuentro con Dios
Este texto magisterial sobre los jóvenes nos invita a trabajar con libertad, creatividad y audacia para fomentar la experiencia del encuentro con Dios a través de la formación, de la oración y del servicio. Y, en esa perspectiva, el Equipo de PJV de CONFER quiere seguir estimulando a las comunidades a ‘mimar’ la pastoral con jóvenes, ofreciendo orientación y abriendo pistas para ayudar más eficazmente a la juventud en la búsqueda de su vocación.
Con todas estas coordenadas, que hemos podido compartir en las Jornadas celebradas en Madrid del 11 al 13 de octubre, solo cabe poner ya toda la maquinaria en marcha en nuestros Institutos a través del diálogo intergeneracional para construir juntos los pilares del Reino de Dios. Y no hay tiempo que perder. Es hora de la acción.
Como recordó el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, “siempre que hablamos de pastoral vocacional empezamos haciendo un análisis de la realidad, pero le dedicamos tanto tiempo que, cuando hemos hecho el informe correspondiente, ya ha cambiado la realidad”. El análisis sociológico ya esta hecho: es la exhortación. Ahora la respuesta es clara. Ofrezcámosle el Evangelio a los jóvenes de hoy. Sin edulcorantes. Con nuestro testimonio de vida, porque, posiblemente, nuestro ser y hacer será la única forma de que lo conozcan. Y así, el Señor seguirá llamando.