Sor Juana Inés de la Cruz, la monja que ilumina el Festival de Teatro de Almagro

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Sor Juana Inés de la Cruz es “el lema, la imagen y el centro de la programación” de la 42ª edición del Festival de Teatro Clásico de Almagro. Así lo afirma con indisimulado orgullo su director, Ignacio García: “Probablemente es la mujer más polifacética del siglo de Oro, y nos parecía, después de 42 años del Festival de Almagro, que era el momento de que la figura central, al igual que en otras ediciones ha sido Cervantes, Lope o Calderón, fuera una mujer, y que fuera sor Juana”. Y es que Ignacio García no ha dudado: “Es una figura fascinante, pero sigue siendo desconocida. En sí misma, por su nivel poético y por la calidad de su escritura, debería estar en el Olimpo, entre los grandes autores del Siglo de Oro por derecho propio”.

Esta es la segunda edición en la que el director de escena está al frente del gran festival dedicado al teatro del siglo XVII. “El año pasado, que fue cuando me incorporé al equipo de dirección, ya expliqué públicamente –aclara– que me parecía que había una parte muy importante de nuestro Siglo de Oro que tenía que ver con la espiritualidad y con la mística que debía estar presente en Almagro”. Dicho y hecho. Ya el año pasado asomaron fray Luis de León y santa Teresa de Jesús. Pero este año irrumpe la formidable obra y el enorme testimonio vital de la monja jerónima. “No hay otro festival, ni otra manifestación artística a nivel mundial, en el que se pueda ver una panorámica tan amplia de sor Juana”, detalla el director de una edición que discurre hasta el 28 de julio.

La doble invisibilidad de sor Juana

“La mayor justificación para traer a sor Juana es su obra, la calidad de sus obras dramáticas, líricas, musicales. Tienen una calidad excepcional. Y son, en muchos casos, tremendamente desconocidas. Sor Juana sufre una doble condición de invisibilidad. Por ser mujer y por ser novohispana, por haber nacido en el virreinato de la Nueva España”, prosigue. Y ahí, de esa invisibilidad, es de donde Ignacio García –que ya hace diecisiete años, curiosamente, estuvo en Almagro con un montaje sobre la monja y escritora mexicana– se ha propuesto sacarla de una vez por todas. “Ojalá. Porque lo que digo siempre es que cuanto más profundizamos en ella, más apasionante nos parece”, manifiesta.

“Sobre todo, destacaría esa visión panorámica de autora de teatro, poesía, música, astronomía, gastronomía, pero sobre todo su filosofía –detalla–. Por ejemplo, el lema que hemos elegido este año para el festival es muy claro. Es el último endecasílabo del Primero sueño, un poema escrito por ella, que dice “el mundo iluminado, y yo despierta”. Es un verso de una tremenda espiritualidad pero, al mismo tiempo, de una vigencia y un activismo brutal”.

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