(Camilo Maccise– Ex presidente de la Unión de Superiores Generales)
“Se ha hecho ver que las CEBs son escuelas que forman cristianos comprometidos con una fe que se expresa en el amor con dimensión social en nombre del Evangelio. También en ellas se favorece el conocimiento y la profundización en la Palabra de Dios”
Hace unos días, las comunidades de cristianos y cristianas de base de Madrid daban a conocer su compromiso de fe en este tiempo de crisis. Un compromiso manifestado en iniciativas de ayuda solidaria en los diversos ámbitos de la vida humana como expresión de esperanza activa, que anuncia que es posible otra forma de vivir y denuncia todo lo que se opone a los valores del Reino.
El mensaje de Jesús fue un mensaje religioso, pero con consecuencias y exigencias sociales. El cristianismo es comunitario. Precisamente, en esta dimensión comunitaria se insertan las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) y otras comunidades cristianas, que integran familias, adultos y jóvenes, en íntima relación interpersonal en la fe. En ellas se da la posibilidad concreta de participación en la tarea eclesial y en el compromiso de transformar la sociedad como motores de cambio y renovación.
Las CEBs –recuerda el Documento de Aparecida– han contado entre sus miembros con personas que, en su entrega generosa, han derramado su sangre (n. 178). Especialmente dinámicas en América Latina a partir de la Asamblea de Medellín (1968), fueron confirmadas en las siguientes, no obstante los embates de miembros ultraconservadores de la jerarquía.
Se ha hecho ver que las CEBs son escuelas que forman cristianos comprometidos con una fe que se expresa en el amor con dimensión social en nombre del Evangelio. También en ellas se favorece el conocimiento y la profundización en la Palabra de Dios, surgen nuevos servicios laicales y se expresa visiblemente la opción preferencial por los pobres.
Si la institución eclesial desea enfrentar desde la fe los desafíos del mundo de hoy, debe favorecer el crecimiento y desarrollo de estos grupos en la Iglesia.
cmaccise@vidanueva.es
En el nº 2.699 de Vida Nueva.