Galileos y haitianos

dolores-aleixandre(Dolores Aleixandre, rscj)

“Le contaron a Jesús la noticia tremenda de que unos galileos (¿o eran haitianos?) habían muerto trágicamente. (…) Jesús sintió que tenía que decir a los abatidos una palabra de aliento y, como lo que sabía hacer mejor era contar parábolas, les habló de una higuera a punto de ser cortada”

Un día en una plaza pública (Lc 13, 1-9) le contaron a Jesús la noticia tremenda de que unos galileos (¿o eran haitianos?) habían muerto trágicamente. La gente estaba conmocionada y estremecida y una torre de rebeldías y preguntas, más alta que la de Siloé, amenazaba con desplomarse sobre su fe y sepultarla entre escombros. La catástrofe, ¿había sido por culpa de sus pecados? ¿Por qué la había permitido Dios, dónde estaba, por qué permanecía en silencio…? ¿Por qué a la gente buena le pasaban cosas malas…?

Jesús sintió que tenía que decir a los abatidos una palabra de aliento y, como lo que sabía hacer mejor era contar parábolas, les habló de una higuera a punto de ser cortada porque no daba frutos. Pero llegó un hortelano, pidió que le dejaran hacerse cargo de ella y se puso a cuidarla con todo su amor: la regó, le quitó las malas hierbas, podó sus ramas, le echó abono, y decía a todos: ya veréis cómo este año dará fruto. “Así es vuestro Padre, siempre a favor de vuestra vida. ¿Por qué tiembla vuestro corazón? Así son su paciencia y sus cuidados, así es como confía en vosotros. Sólo espera que queráis ayudarle a cuidar otras higueras que sin vosotros se secarán…”.

En nuestras plazas, hoy, ¿seguimos contando cosas como ésta?

daleixandre@vidanueva.es

En el nº 2.696 de Vida Nueva.

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