(Chema Caballero– Misionero javeriano en Sierra Leona)
“Cuando se consigue el dinero y se construye la iglesia [en Sierra Leona], al enseñar las fotos, suelen decirte: ‘Yo esperaba que se pareciera más a una casa de las de ellos’. (…) Igualmente, podríamos construir nuestros templos aquí a semejanza de nuestras casas, lo cual resultaría muy incómodo para las reuniones de la comunidad. Por eso, los criterios que solemos utilizar a la hora de construir nuestras iglesias son otros muy distintos. Queremos para ellos lo que no queremos para nosotros”
Cuesta mucho conseguir dinero para construir una iglesia. Cuando pides para ello suelen contestarte: “Con la de necesidades que hay en Sierra Leona ¿cómo se te ocurre construir una iglesia? Se puede rezar muy bien debajo de un árbol”.
Se puede rezar debajo de un árbol, sobre todo durante la estación seca, porque durante la de las lluvias no es posible. De igual modo, se puede rezar debajo de un árbol en cualquier ciudad o pueblo de España y, sin embargo, construimos templos donde reunirnos y celebrar. Y en cuanto a las necesidades, ¿qué voy a decir? Las Cáritas parroquiales están desbordadas con tanto paro, por ejemplo. Y luego existe todo el Cuarto Mundo con el que convivimos en nuestras ciudades y que ahora, con tanto recorte social que se está metiendo con la excusa de la crisis, se verá más abandonado. Y sin embargo, construimos hasta catedrales.
Cuando se consigue el dinero y se construye la iglesia, al enseñar las fotos, suelen decirte: “Yo esperaba que se pareciera más a una casa de las de ellos”. Eso significa una choza de barro y techo de paja.
Igualmente, podríamos construir nuestros templos aquí a semejanza de nuestras casas, lo cual resultaría muy incómodo para las reuniones de la comunidad. Por eso, los criterios que solemos utilizar a la hora de construir nuestras iglesias son otros muy distintos. Queremos para ellos lo que no queremos para nosotros. Esto es un racismo tan sutil que ni nos percatamos de él.
Todo esto para decir que hemos inaugurado la iglesia parroquial de Madina, en medio de la selva de Tonko Limba, y que es una iglesia preciosa y grande que ayudará a la comunidad católica a tener un sitio donde reunirse y celebrar y que, por eso, sus miembros se sienten hoy muy contentos.
En el nº 2.712 de Vida Nueva.
