La Misa de la creación

Alberto Iniesta(Alberto Iniesta– Obispo auxiliar emérito de Madrid)

“Los parques y jardines son espacios liberados del asfalto y del ladrillo, cultivados para nuestro recreo, recordándonos el paraíso perdido y anunciando el futuro paraíso del Reino de los Cielos”

Mientras que en la capilla celebro cada día la Misa de la Redención –la actualización, la re-presentación sacramental de la encarnación, la muerte y la resurrección del hijo de Dios–, en el jardín celebro la Misa de la creación, como ocasión de mirar y de admirar el rastro y el rostro de Dios, dándole gracias por su infinito amor, gozando de su hermosura, y siempre protegido y acunado entre sus brazos. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

Dios encargó al hombre la Tierra no sólo para cultivarla, para ganarse el pan de cada día, sino también para completarla, embellecerla y disfrutarla. Un ejemplo de esta con-creación entre Dios y los hombres lo tenemos en los parques y jardines, donde lo ecológicamente correcto es plantar especies autóctonas, tanto porque se adaptan mejor al clima y a la tierra, como para conservar la biodiversidad de cada región.

Un mal ejemplo de este criterio lo tenemos en los céspedes artificiales, tan de moda. Mientras que es algo natural en países lluviosos, aquí conllevan un derroche de agua que más bien escasea en nuestro clima. ¡Cuánto mejor aprovechado estaría ese terreno, por ejemplo, cultivando diversas clases de árboles, de arbustos y de flores, el suelo recubierto por la hiedra, y todo regado por goteo, tan práctico y tan económico!

Los parques y jardines son espacios liberados del asfalto y del ladrillo, cultivados para nuestro recreo, recordándonos el paraíso perdido y anunciando el futuro paraíso del Reino de los Cielos… Cuidemos y disfrutemos de los que ahora tenemos, dando por ellos gracias a Dios… y al Ayuntamiento que los cuida.

Aunque el Vaticano haya caído también en la costumbre antiecológica del árbol de Navidad, muerto, desarraigado de su suelo vital, el Papa, en su mensaje de Año Nuevo, nos regala ya desde el título una hermosa fórmula: Si quieres promover la paz, protege la creación.

En el nº 2.693 de Vida Nueva.

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