(Chema Caballero– Misionero javeriano en Sierra Leona)
“No hay duda de que la Iglesia está inmersa en una gran crisis de credibilidad y, si es capaz de salir de ella, esperemos que sirva para que se renueve de verdad y regrese al Evangelio y así vuelva a ser una Iglesia evangelizadora, comunitaria y samaritana”
Toda la vida predicando perdón, y ahora nuestra jerarquía no es capaz de pedirlo de forma convincente. Sabe condenar y acusar, pero no consigue mostrar misericordia ni compasión.
Además, han puesto de manifiesto que hay prioridades, primero las instituciones, especialmente la Iglesia, luego las personas. Y dentro de éstas también hay quienes tienen más valor que otras: los sacerdotes y religiosos. Así que las víctimas quedan en último lugar: vejadas, silenciadas y olvidadas, mientras que los victimarios son ayudados.
Aquéllos que siempre han manipulado, tapado, ocultado, trasladado… dicen que hay una campaña contra la Iglesia, que nos persiguen, que ciertos diarios y emisoras de radio están orquestando todo esto. De nada sirve; hay que dejar de señalar a los demás y asumir nuestras propias responsabilidades.
¿Cómo hemos podido alejarnos tanto de Jesús de Nazaret y de su amor por los últimos, los oprimidos, los marginados, los que sufren… (las víctimas, en definitiva)? ¿En qué momento nuestra Iglesia dejó de ser una Iglesia samaritana y se convirtió en una institución sólo preocupada por mantener su poder y sus privilegios?
Muchos deseamos que nuestra jerarquía, que es la que en gran medida ha creado todo este caos con sus prácticas, se quite de en medio y deje que sean comisiones independientes las que investiguen y decidan.
Las crisis son dolorosas, pero tienen un lado positivo, y es que suelen ayudar a crecer y madurar. No hay duda de que la Iglesia está inmersa en una gran crisis de credibilidad y, si es capaz de salir de ella, esperemos que sirva para que se renueve de verdad y regrese al Evangelio y así vuelva a ser una Iglesia evangelizadora, comunitaria y samaritana.
En el nº 2.704 de Vida Nueva.