(Camilo Maccise– Ex presidente de la Unión de Superiores Generales)
“Ésta podría ser la ocasión de cambiar, por ejemplo, el modo de proceder de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Ella debe abolir la protección de los acusadores, permitir al acusado conocer su identidad y poder confrontarse con ellos, al igual que con el experto que examina sus escritos y que se esconde en el anonimato”
En los últimos meses, la Iglesia ha sido noticia en todo el mundo. Los problemas relacionados con la pederastia de clérigos y religiosos, amplificados y generalizados por los medios de comunicación social, han sacudido sus estructuras institucionales. Más que polemizar contra las intenciones de desprestigiar al catolicismo, los creyentes, convencidos de que el Espíritu Santo guía esta institución divina y humana a la vez, deberíamos ver en estas circunstancias un tiempo de gracia: una invitación de Dios a la conversión como cambio de mentalidad que incida también en las estructuras eclesiales y las modifique.
En una época de información globalizada, la Iglesia no puede conservar sistemas obsoletos en su organización y sus métodos, muchas veces, injustos. Ésta podría ser la ocasión de cambiar, por ejemplo, el modo de proceder de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Ella debe abolir la protección de los acusadores, permitir al acusado conocer su identidad y poder confrontarse con ellos, al igual que con el experto que examina sus escritos y que se esconde en el anonimato. El no observar esto ha hecho que personas y grupos –como hasta el presente, los Legionarios de Cristo, ahora intervenidos– se atribuyan la misión de defender una pretendida ortodoxia y acusen muchas veces calumniando a quienes no piensan como ellos, y gocen de una impunidad absoluta.
También se necesita el cambio en otras estructuras curiales de la Iglesia a todos los niveles. Ella está llamada a purificarse y a ser más transparente y respetuosa con los derechos humanos en su interior para poder exigir lo mismo en la sociedad. Hay que llevar adelante lo que el papa Benedicto XVI ha iniciado con valentía evangélica.
cmaccise@vidanueva.es
En el nº 2.711 de Vida Nueva.