(+ Ciriaco Benavente Mateos– Obispo de Albacete)
“Unos buenos Ejercicios espirituales son el mejor regalo que podemos hacernos, al menos, una vez al año. En un mundo en que nos comen las prisas, en que siempre tenemos demasiadas tareas que cumplir y demasiados entuertos que enderezar, no es tiempo perdido pararnos a ver desde dónde y para qué vivimos”
El ejercicio físico es una actividad saludable. El cuidado del cuerpo se ha convertido en un signo de nuestro tiempo. Bien está, siempre que no degenere en cuerpo-latría, que la dietética no sustituya a la ética, que el ocio, liberador de horarios y servidumbres laborales y mercantiles, no degenere en negocio, lo que, como su nombre indica, sería la negación del ocio.
No parece gozar del mismo éxito el cultivo del espíritu. Y, sin embargo, existen ejercicios específicos para rehacer nuestra alma: el contacto con la naturaleza, la música, la conversación con los amigos y, para aquéllos que tenemos fe, escuchar y hablar con Dios nuestro Padre. Si no damos espacio al espíritu para encontrarnos con nosotros mismos y con Dios, para mirar con hondura y amor a los ojos de los demás, en poco tiempo acabaríamos arrastrando el peso del vacío interior.
Unos buenos Ejercicios espirituales son el mejor regalo que podemos hacernos, al menos, una vez al año. En un mundo en que nos comen las prisas, en que siempre tenemos demasiadas tareas que cumplir y demasiados entuertos que enderezar, no es tiempo perdido pararnos a ver desde dónde y para qué vivimos, qué sentido tiene lo que hacemos; para vivir la vida sin que nos la vivan; para que los deberes no vayan en detrimento de los amores. Los Ejercicios espirituales son, además, una buena ocasión para hacernos una limpieza a fondo, porque también el alma se anquilosa y crea sarro.
Deberíamos de tenerlo en cuenta todos aquéllos a quienes lo urgente puede hacernos olvidar lo realmente importante. Seríamos más dialogantes, andaríamos menos crispados y nerviosos, seríamos más creíbles, más humanos y más cristianos.
Ahora que se acerca la Cuaresma, permítanme recomendarles unos buenos Ejercicios espirituales.
En el nº 2.695 de Vida Nueva.