(José María Arnaiz– Ex Secretario General de la Unión de Superiores Generales)
“Las estructuras nuevas son indispensables; y el cambio de las mismas, urgente y, sobre todo, en este momento de la historia de la Iglesia, incluso para hacer de Jesús el absoluto de nuestras vidas”
El P. Henri Boulad, jesuita, egipcio libanés de rito melquita, cercano a los 80 años y al que conozco, le dirigía hace unos meses una carta al Papa desde El Cairo en la que hace un análisis sobre la situación de la Iglesia, varias propuestas y una gran sugerencia: “Convocar un sínodo general al nivel de la Iglesia universal”. Como alguien más ha dicho,el análisis es duro pero correcto y, en algunos puntos, se queda corto, ya que en él se confunden los síntomas con el diagnóstico.
Por eso, para F. Carrasquilla, conocido sacerdote colombiano de la Diócesis de Medellín, las soluciones que se proponen tampoco enrutan a la Iglesia por donde se la debe encaminar. Para este último, la Iglesia perdió la referencia primordial a la persona de Jesús; olvidó que es la fuente y la clave de todo lo que somos, decimos y hacemos; perdimos la centralidad de Jesús; Jesús no es nuestro GPS. Para él, la solución, pues, no es tanto de cambios de estructuras o cultural, sino de volver a la persona de Jesús. La renovación de la Iglesia no vendrá de los cambios de estructuras, de un sínodo, del modo cómo se organiza y se gobierna, sino de volver a la primacía de Jesús, de hacer de él el absoluto de nuestras vidas.
Sin embargo, no puedo dejar de evocar a Marcos: vino nuevo y odres nuevos (Mc 2, 22). Creo que el vino nuevo es lo primero que hay que tener y lo más original de nuestra fe. Pero las estructuras nuevas son indispensables; y el cambio de las mismas, urgente y, sobre todo, en este momento de la historia de la Iglesia, incluso para hacer de Jesús el absoluto de nuestras vidas. Son demasiadas las realidades que lo dificultan y hasta lo impiden. El Papa creo que le va decir al P. Boulad que los odres nuevos son imprescindibles, porque vive la Iglesia “un gris pragmatismo” (Documento de Aparecida, 12).
jmarnaiz@vidanueva.es
En el nº 2.708 de Vida Nueva.