(Camilo Maccise– Ex presidente de la Unión de Superiores Generales)
“Los grandes teólogos de la TdL nunca se reconocieron en la descripción que se hacía de esas corrientes, asumidas por una minoría. A los promotores de estos renovados ataques hay que pedirles hoy que den nombre a esas teologías y a sus representantes, y que estén dispuestos a una discusión teológica con ellos”
Hace un mes, me sorprendió leer en periódicos y páginas digitales la noticia de que el Papa, en un discurso a un grupo de obispos de Brasil, habló de los peligros de la teología de la liberación. Hacía tiempo que esta corriente teológica, que salió purificada, renovada y enriquecida después de la polémica que suscitó en los años 80, no era considerada en el campo informativo. Tan es verdad, que algunos, como el difunto cardenal Alfonso López Trujillo y los Legionarios de Cristo, la proclamaron muerta.
Lo que más me llamó la atención fueron los títulos tendenciosos con los que se transmitía el contenido de las palabras de Benedicto XVI: “El Papa no dudó en atacar la TdL”; “El Papa pide superar la división de la teología marxista de la liberación”; “La TdL ha provocado rebelión, disenso, ofensa y anarquía”. Busqué el texto del discurso papal y me encontré con unas palabras semejantes a las de la Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe Libertatis nuntius (1984). De hecho, el Papa recordaba que se estaban celebrando los 25 años de su publicación. Decía que la Instrucción advirtió sobre “los riesgos de desviación, ruinosos para la fe y la vida cristiana, que implican ciertas formas de la TdL”. Ya en Libertatis nuntius, se hablaba de “algunas TdL”; de “graves desviaciones de ciertas TdL”. En su momento se hizo notar que el documento debería haber señalado directamente esas teologías y mencionado a sus autores.
Los grandes teólogos de la TdL nunca se reconocieron en la descripción que se hacía de esas corrientes, asumidas por una minoría. A los promotores de estos renovados ataques hay que pedirles hoy que den nombre a esas teologías y a sus representantes, y que estén dispuestos a una discusión teológica con ellos.
cmaccise@vidanueva.es
En el nº 2.691 de Vida Nueva.