El Papa ha animado a afrontar los cambios del mundo “con acogida profética”, lo cual significa “aprender a reconocer los signos de la presencia de Dios en la realidad”
En sus primeras palabras en Budapest, el Papa reclama madurez en la paz, abandera una Europa alejada de los populismos y defiende una acogida a los refugiados sin excusas ante el primer ministro húngaro