Busca ser una herramienta fundamental en medio de una sociedad “hipererotizada” o “hipersexualizada”, donde el amor humano se reduce sólo a la genitalidad y al placer
“Después de cinco décadas, la Iglesia en América Latina cuenta con una experiencia valiosa que hoy le permite hacer un alto en el camino y evaluar críticamente el quehacer teológico en el continente”, asegura especialista