ANTONIO PELAYO | Corresponsal de Vida Nueva en Roma
““Temo –dijo– que nosotros los misioneros no hemos buscado a Dios en todas las cosas con suficiente profundidad”…”
El padre Kolvenbach había hecho de la discreción su arma de combate; por eso no hablaba en ninguno de los sínodos en los que intervino, sino que dejaba por escrito su aportación. Su sucesor, el padre Adolfo Nicolás, no ha seguido su ejemplo y ha hablado en el aula sinodal.
“Temo –dijo– que nosotros los misioneros no hemos buscado a Dios en todas las cosas con suficiente profundidad, y por eso no hemos contribuido a la vida de la Iglesia con los descubrimientos que debimos hacer (…). Ciertamente hemos intentado ser positivos en nuestra visión de otras culturas y tradiciones, pero me temo que lo que hemos visto han sido en su mayoría signos de fe y santidad occidentales (…). No tuvimos demasiadas ganas de encontrar el ‘factor sorpresa’ en la obra del Espíritu Santo que hace crecer la semilla aun cuando el sembrador está dormido o el misionero ausente”.
- VATICANO: El Sínodo afronta su recta final
En el nº 2.821 de Vida Nueva.