Tribuna

Algo nuevo llegará (III)

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Y entonces me di cuenta de una gran realidad, las cosas son importantes, pero la gente lo es más.
Viva la gente, la hay donde quiera que vas, viva la gente, es lo que nos gusta más, con más gente, a favor de gente, en cada pueblo y nación. Habría menos gente difícil y más gente con corazón (Viva la gente, 2011)



La canción citada está datada en la fecha de interpretación. Sin embargo, es una melodía de los años 60 del siglo pasado. Luego de las catastróficas guerras desde 1914 hasta 1945, se vivió una revolución social impregnando todos los ambientes: incluso el religioso. No era raro escuchar y cantar esta canción en algunas festividades, comunidad u otras que acentuaban la dimensión comunitaria y social de la fe cristiana. Las llamadas “litúrgicas” también estaban traspasadas por esta tendencia: el otro era importante y una posibilidad para crecer. Letras como “Iglesia peregrina”, “No podemos caminar”, “Juntos como hermanos”, “Toma mi mano hermano”, “Cristo te necesita para amar”, “Canten todos”, y tantas otras que invitaban a profundizar la dimensión comunitaria de la identidad cristiana.

A partir de los años 90, las corrientes individualistas con tintes de New Age, han calado tanto que hoy es raro encontrar en nuestras comunidades hablar o vivir el “nosotros”, predomina el “yoísmo”, es decir, el yo para que yo o el “porque yo le dije, yo hice, yo, yo, yo… Y canciones como “Déjame nacer de nuevo”; “Hoy vengo a dejar mis proyectos, mi vida, mis sueños”; “para que mi amor no sea un sentimiento”; “mi Dios”, “Aquí estoy señor para hacer tu voluntad”, “Escóndeme, embriágame, lávame, etc., ponen el acento en lo individual, no en lo personal porque esto implica estar abiertos a múltiples relaciones vitales (Naturaleza, sociedad, Dios, Seres humanos, uno mismo).

El ministerio y los contenidos de la catequesis que hemos reflexionados en las columnas anteriores, nos invitan a hacer un ‘Do a Kickflip catequístico (Curia, Christian, 2023) para centrarnos en la pedagogía de la Trinidad que tiene como centro de su acción a los demás, sin dejar de ser ella misma, pero enfocada en provocar en la humanidad su propuesta comunitaria de salvación. Todo acto y proceso catequéticos tienen como característica esencial: la fidelidad a Dios (contenido de fe y su pedagogía), la fidelidad al ser humano (contenido de fe y pedagogía) y la alegría de la fe (la alegría como don teologal). Estos tres ejes constituyen su identidad que se manifiesta en la espiritualidad y metodología catequísticas.

¿Con quiénes anunciamos? – Fidelidad a la humanidad

a.  Con Interlocutores

Esta dimensión de la catequesis es la identidad del ministerio que emana de la pedagogía de la Trinidad. Ella nos trata como partícipes de su propuesta (Concilio Vaticano II – DV, 1965) (#2). Ella propone para construir juntos, por eso no tiene un plan preestablecido (Concilio Vaticano II – LG, 1964), sino que es un proyecto para estar en el mundo y ser parte de él haciendo surgir su presencia y propuesta de liberación (Concilio Vaticano II – GS, 1965), en diálogo (Pablo VI – ES, 1964) que es método y contenido (De Vos, Frans, 2019, pág. 21) y como artífices de la propuesta. No es un recurso que puede o no estar.

En pedagogía, y más en catequesis, se refieren a las personas que interactuamos como interlocutores, porque somos portadores y protagonistas de la comunicación de la Trinidad y entre las personas humanas. Ya no somos “los destinatarios” que únicamente tenemos que recibir lo que se indica. La Trinidad ya está en nuestras vidas y nos quiere libres, antes que una organización o institución llegue … y a veces es la misma religión quien aleja a la gente de Dios (GS. #19), porque es religión y no propuesta de fe que invita a un seguimiento libre, sino a un “sometimiento a las normas religiosas”.

  • Adaptaciones cristianas

En lo referente al ministerio de la Catequesis, sin detenernos en detalles del devenir histórico, podemos vislumbrar que, desde la experiencia pascual de Jesús hasta hoy, la comunidad de fe se adaptó a distintos paradigmas. Al leer las redacciones del Evangelio del Nazareno nos encontramos con 4 maneras diferentes de comunicarlo. Esta diversidad se debe principalmente con quienes se hacía la propuesta. En la Didajé hay un modo de anunciar el acontecimiento medular de la fe en Jesús. En los Padres de la Iglesia (latinos, orientales, apostólicos, capadocios, apologetas) hay diversidad de formas según con quiénes compartían el mensaje, y lo hacían en sus lugares, idiomas, culturas, etc. Incluso el mismo Agustín de Hipona presenta una manera diferente a la que había en la antigüedad cristiana (Catechizandis Rudibus). Así hasta Trento, a partir de ahí solo habrá “un material”, una sola forma de presentar el contenido. Aunque con el iluminismo se hizo algún retoque, pero siempre con el mismo recurso (Catecismos). En América la evangelización se realizó en grandes oportunidades respetando y asumiendo las culturas de los pueblos americanos. En el siglo XX el movimiento Catequético tomó la herencia y la comenzó a renovar para presentar al ser humano de hoy el contenido “tan antiguo y tan nuevo” (Hipona, Agustín de, 2007) con los aporte de la Catequética y las ciencias humanas para el mundo actual.

  • Cambio de paradigma

Con respeto a la Catequesis en el siglo XVI nace el llamado Catecismo Romano o de Pío V al que luego se le hicieron modificaciones cambiando las preguntas que sustentaba. En la obra tridentina la interrogación era ¿Qué hace Dios para salvarnos? En cambio, posteriormente fue ¿Qué debo hacer para salvarme? Obviamente la estructuración de cada una de ellas será totalmente diferente (De Vos, Frans, 1998, págs. 5-7). Siendo el tridentino el primer catecismo católico, aunque vale aclarar que el concepto “catecismo” surge de Lutero. Con la denominada Ilustración se adoptó el método enciclopedista con la estrategia de preguntas y respuestas que debían aprenderse para ser dignos de recibir el sacramento al que se estaba preparando. Podemos encontrar trabajos y adecuaciones muy valiosas en la evangelización en las denominadas “zonas de misión” (América, Asia, etc.). Pero por lo general, se acentúo el amurallamiento defensivo (Francisco, MV, 2015) (# 4), derivando en una especie de ciudadela alejada de toda realidad terrenal, generando y viviendo religiosidades dicotómicas en donde lo divino está en contra de lo humano, ciencias vs fe, espiritualidad vs corporeidad, iglesia vs mundo, etc.

  • Volviendo a las fuentes

Junto con León XIII, podemos percibir el inicio del cambio sustancial. Este Obispo de Roma, con la Encíclica Rerum Novarum da origen a la denominada Doctrina Social de la Iglesia. Ya en los inicios del s. XX, los diferentes movimientos de reforma llevan a comprender el cambio en el mundo y que, por lo tanto, lo hace la forma en que el ser humano vive, comprende y aprende. Este es uno de los motivos, que llevó a Juan XXIII convocar al Concilio Vaticano II diciendo:

“Por ello, acogiendo como venida de lo alto una voz intima de nuestro espíritu, hemos juzgado que los tiempos estaban ya maduros para ofrecer a la Iglesia católica y al mundo el nuevo don de un Concilio ecuménico, el cual continúe la serie de los veinte grandes Sínodos, que tanto sirvieron, a lo largo de los siglos, para incrementar en el espíritu de los fieles la gracia de Dios y el progreso del cristianismo” (Juan XXIII – HS, 1961) (# 6)

A partir de este Pentecostés del siglo XX, la comunidad de fe va modificando distintos aspectos de su vida y, asociándose a los cambios culturales, transforma la palabra “destinatario por interlocutor”, sociedad perfecta por pueblo de Dios, cuerpo de Cristo, templo del Espíritu, etc. El ser humano no es un mero receptor de la voz de Yahveh y de la Iglesia. La humanidad se hace, por creaturidad, encarnación, pasión, muerte y resurrección de Jesús, portadora de Dios y protagonista de su propia historia. Los seres humanos somos capaces de Dios (CEC, 1997) (#27-30) y de construir nuestros proyectos y destinos (CEA – ICN, 1981)(# 40, 103 a, 118); (Juan Pablo II – RH, 1979) (# 17) y cómo en ellos la Trinidad acompaña.

Sermon Montana

b. Con la Cultura

“La cultura es el modo particular como vive, expresa y comunica un grupo, pueblo o nación su relación con Dios, con los demás y con la naturaleza, por medio de sus mitos, su lenguaje, su pensamiento y su actividad” (De Vos, Frans, 2002, pág. 53)

Desde la Creación y Encarnación, los cristianos creemos, celebramos y anunciamos la existencia de un Misterio Divino que está junto y entre las personas acompañando la existencia. Los seres humanos nos comunicamos con ella (o no) y entre nosotros por medio de una pluralidad de expresiones culturales. Es por este motivo que, utilizando las orientaciones de nuestro venerado Padre Frans, es que la Catequesis es una mediación para construir y evangelizar desde la cultura, respetando y valorando la idiosincrasia de cada pueblo, nación y persona.

Este cambio de paradigma implica que la Iglesia no impone una forma cultural, sino que, adaptándose, sugiere, propone los principios medulares del contenido de la fe, para dialogar junto a y con la realidad socio cultural. Sabiendo de ante mano que ya no estamos en la Cristiandad Medieval en la cual se nacía cristiano, sino en un mundo pluricultural y autónomo en el que hay presencia de verdad, bondad y belleza (GS. 42, 76).

c. Con “ser Ecclesia”

Ser así es consecuencia de la convocatoria de la Trinidad, por lo tanto, es una respuesta personal (no individualista y mucho menos yoísta) y comunitaria a la fe revelada, creída, celebrada y anunciada. Al ser un contenido y experiencia derivada, las Iglesias no hablan de sí misma sino del Misterio de Amor que las convoca y sostiene en su providencial ternura. Cuando hablan mucho de sí mismas, pierden el norte o se “desquician” porque cae en el eclesiocentrismo y se transforman en una religión de conquista. Y por lo general, eso no termina bien ni para los seres humanos ni para las propias iglesias.

La asamblea convocada, es como “levadura de transformación” (Pironio, Eduardo Francisco, 1986, pág. 56) que ha sido transfigurada por el mismo Evangelio porque es “evangelizada” antes de ser evangelizadora y que tiene necesidad continua de hacer resonar la Buena Noticia en su propia vida (Pablo VI – EN, 1975) (#13 – 15) y es por eso, que nos contemplamos como comunidad de fe desde la Trinidad y la humanidad.

Plegaria

Trinidad, tu que eres fiel al ser humano,
te damos gracias por todas esas personas como… (pensar o nombrar a alguien) …
que certifican el Evangelio como Buena Noticia que libera recordando y oteando nuevos horizontes,
de ir a la fuente y actualizar, haciendo brotar palabras de vida y sanación,
rompiendo paradigmas que atentan contra la dignidad humana y, suscitando alternativas humanas, justas y fraternas.
Te pedimos que podamos ser locos a tu estilo,
que siendo parte de una asamblea hagamos memoria y actualización,
que podamos serlo viviendo alegres entre el ayer del primer día y el mañana del octavo,
que siendo políticamente incorrectos construyamos un estilo de vida semejante al de Jesús:
que donde haya ausencia, estemos, donde haya soledad abracemos,
donde haya esclavitud liberemos, donde haya egoísmo nos brindemos,
donde haya soberbia hagamos memoria, donde haya oscuridad proyectemos juntos,
donde haya cerrazón abramos los sentidos para percibir la voz del amor que nos precede,
como interlocutores, parte de la cultura y de iglesias renovadas.

Felices desde la Pascua de la Vida Nueva… (Continuará)

Trabajos citados

CEA – ICN. (1981). ‘Iglesia y comunidad nacional’. CABA: Oficina del Libro.
Catecismo de la Iglesia Católica (26 de diciembre de 1997).
Concilio Vaticano II – ‘Dei verbum’ (18 de Noviembre de 1965).
Concilio Vaticano II – ‘Gaudium et spes’ (12 de Diciembre de 1965).
Concilio Vaticano II – ‘Lumen gentium’ (21 de Noviembre de 1964).
De Vos, Frans. (1998). ‘Catequesis años de historia. Memoria de la renovación catequística en la Argentina’. Lomas de Zamora: ISCA Ediciones – Brochero.
De Vos, Frans. (2002). ‘Pensar la Catequesis’. Buenos Aires: Claretiana.
De Vos, Frans. (2019). ‘Metodología Catequística’. Buenos Aires: Claretiana.
Francisco, ‘Misericordiae vultus’ (11 de Abril de 2015).
Hipona, Agustín de. (2007). ‘Confesiones’. Madrid: Planeta.
Juan Pablo II – ‘Redemptor hominis’ (04 de Marzo de 1979).
Juan XXIII – ‘Humanae salutis’ (25 de Diciembre de 1961).
Pablo VI – ‘Evangelii nuntiandi’ (08 de Diciembre de 1975).
Pablo VI – ‘Ecclesiam suam’ (06 de agosto de 1964).
Pironio, Eduardo Francisco. (1986). ‘Diálogo con laicos’. Buenos Aires: Patria Grande.